PANAMA. Dos décadas después de disolver los poderes legislativo y judicial en su país, el asilado ex presidente guatemalteco Jorge Serrano Elías aseguró que no se arrepiente de ese autogolpe y afirma que volvería a intentarlo para eliminar la corrupción en esos órganos.

 

“De lo que me arrepiento es no haberlo hecho bien, porque yo hubiera podido evitar que el país cayera en lo que cayó”, dijo el ex mandatario.

 

Serrano accedió a la entrevista en su casa el martes por la noche, la víspera del lanzamiento de su libro: “La guayaba tiene dueño: El secuestro del Estado de Guatemala”. La guayaba, que es una fruta tropical, alude en esa nación centroamericana a la presidencia.

 

Desde que se asiló en Panamá en los días posteriores al autogolpe del 25 de mayo de 1993, el ex gobernante se abstuvo de enfrentar abiertamente a la prensa sobre los pedidos de extradición formulados en su país para procesarlo por supuesto enriquecimiento con dineros del Estado.

 

Panamá rechazó en al menos cuatro veces esas solicitudes, y Serrano aseguró que las autoridades de su país, por las que se sintió perseguido, no presentaron pruebas que lo implicaran en manejos irregulares.

 

Señaló que la cúpula empresarial y la “elite” del ejército, entre los que figuraba el hoy presidente Otto Pérez Molina, lo sacaron del país tras el autogolpe.

 

Pérez Molina fungía en 1993 como jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército, escribe el asilado ex líder en su libro.

 

Serrano Elías, un ingeniero civil de 67 años, acusó al poder económico y empresarial de “secuestrar” al Estado para su beneficio en el periodo que transcurrió desde su salida hasta el momento.

 

Gustavo Berganza, quien dirigía el semanario Crónica y vivió la censura a los medios impuesta durante los días posteriores al autogolpe, recordó en una entrevista telefónica el panorama de “ingobernabilidad y corrupción” que agobiaba Guatemala en esos momentos.

 

“En ese tiempo para lograr un voto en el Congreso, Serrano Elías incurrió en el error de comenzar a sobornar a los diputados”, afirmó Berganza el martes, antes de que el ex mandatario concediera la entrevista de más de una hora en Panamá.

 

“Iban y venían las maletas de dólares del Palacio Nacional hacia el Congreso cada vez que había un voto crucial, hasta que llegó un momento en que ya (el entonces presidente) no soportó más la extorsión”, agregó.

 

Serrano, quien había ganado en 1991 los comicios en buena lid con su conservador Movimiento de Acción Solidaria, aunque con una minoría en el Congreso, niega esas acusaciones de sobornos, pero asegura que el ente legislativo se manejaba en esos momentos como un “mercado”, en que se vendían las leyes.

 

Y las autoridades judiciales, agregó, dejaron libre en al menos cinco ocasiones a un importante contrabandista que le abrió las puertas al narcotráfico. “El tipo (que no mencionó al no recordar su nombre) se reía de mi”, afirmó. AP