La importancia de la cultura de una organización reside, entre otras cosas, en que ayudará a transferir los valores que rigen la atmósfera laboral de la compañía a los resultados entregados a clientes y consumidores. Así, lograr que los empleados realmente crean en la misión y objetivos de la empresa requiere más trabajo que la delimitación de dichos valores en la página de la organización.

 

El ejemplo que el antiguo CEO de General Electric, Jack Welch, plantea como forma de instaurar orden dentro de una empresa, es ya considerado anacrónico, pues el mercado actual premia la innovación, la cual depende de las aportaciones que los empleados puedan hacer. Las “ejecuciones públicas” que llevaba a cabo Welch consistían en el despido de parte de sus empleados, si es que tenían un desempeño pobre en su trabajo; esto, para enseñar a los demás lo que se debe tolerar y lo que no dentro de la empresa.

 

Por sí mismo, este método constituye una práctica efectiva, pero si se lleva a cabo de forma rutinaria, fomenta el miedo y una forma de competencia dañina en la organización. La empresa termina dejando de lado la constante búsqueda de la innovación como medio para fortalecer el valor de la empresa en el largo plazo, y se enfoca en resultados numéricos, que aunque sí proporcionan valor agregado, lo hacen sólo en el corto plazo.

 

Como señalan dos profesoras de la Escuela de Negocios de Harvard, instaurar una cultura dentro de una organización no es sólo idear estrategias para que aumente la confianza y felicidad en el lugar de trabajo, sino también el hacerlo evidente a través de acciones que demuestren a los empleados, en todos los niveles, la cultura que la empresa quiere infundir.

 

Por otro lado, los autores Adrian Gostick y Chester Elton argumentan que para tener una compañía realmente exitosa y eficiente, los empleados deben estar comprometidos, habilitados (para tomar sus propias decisiones y opinar libremente) y energizados; lo cual se logra con el constante esfuerzo, por parte de los gerentes y directores, de implementar estos atributos.

 

Tomando en cuenta ejemplos concretos, ¿de qué sirve ser una fundación dedicada al desarrollo social y económico del país si se discrimina en la contratación de sus empleados, o ser una compañía dedicada a temas ambientales que no cuenta con una forma efectiva de manejo de desechos y uso de materiales? La cultura dentro de una organización es lo que mantendrá a los trabajadores comprometidos y motivados y a la empresa con vida.

 

De ahí que sea tan importante que sus líderes prediquen con el ejemplo y que la instauración de una nueva cultura no consista en solamente trazar nuevos valores sino hacerlos efectivos; pues de no aplicarse correctamente, después de un tiempo podrían dejarse atrás, destinándolos al olvido.

 

*Economista egresada de la Universidad Iberoamericana. Asistente de investigación en Contorno, Centro de Prospectiva y Debate. contorno@gsgodoy.com

 

Culturas efectivas y duraderas

Claridad: delimitar los valores bajo los que se regirá la organización.

Comunicación: enseñar los valores que la empresa quiere adoptar a través de ejemplos.

Consistencia: erradicar desajustes entre los valores deseados y el comportamiento de la organización.

 

 

Lecturas recomendadas:

Frei, Frances y Anne Morriss. Uncommon Service: How to Win by Putting Costumers at the Core of Your Business. Harvard Business Review. 2012

Gostick, Adrian y Chester Elton. All In: How the Best Managers Create a Culture of Belief and Drive Big Results. Free Press. 2012