Acapulco, Guerrero.- Es la mañana del viernes 23 de septiembre de 2011. La alarma se activa en la Estación Naval de Búsqueda y Rescate (ENSAR) de este puerto. La fuerza del huracán Hillary azota el Pacífico y se ha “tragado” la embarcación Azul Marino con tres tripulantes a bordo.

 

Antes de partir a altamar, los marinos usan un sofisticado software para determinar la probable ubicación de los pescadores.

 

Con datos como la hora del reporte de auxilio, el tiempo que lleva desaparecida y su ruta, generan un cuadrante de la ubicación de la embarcación extraviada.

 

Con esta información y apenas cinco minutos después de generada la alarma, marinos de la Unidad de Rescate y Salvamento Acuático se internan en las agitadas aguas del Pacífico a bordo de dos lanchas rápidas Defender y una MLB, las cuales alcanzan velocidades de 50 nudos (92 kilómetros por hora), apoyadas por un helicóptero.

 

El rescate agota casi medio día, pero tiene éxito. Erick Peñaloza Calleja, Hipólito Vargas Alberto y Pedro Calleja Noyola, de 32, 24 y 56 años de edad, respectivamente, fueron hallados con vida flotando a la deriva, sosteniéndose únicamente por un bidón vacío de 50 litros y a la tapa de una hielera. Los tres presentaban hipotermia y deshidratación.

 

En el protocolo de rescate participaron un maquinista, el patrón de la unidad, un navegante y dos nadadores profesionales. Este grupo puso en marcha un procedimiento para personas en crisis, para evitar que los náufragos se ahogaran.

 

“Esta es la forma en que funciona la ENSAR”, explica el capitán Juan Carlos Cruz Ruiz, titular de la Estación en Acapulco.

 

El mando naval puntualiza que aunque el tiempo para rescatar a una persona en la mar depende del sitio donde se genere la emergencia, el promedio para implementar un operativo de rescate es de 15 minutos.

 

En entrevista con 24 HORAS en este puerto, dentro de la Octava Región Naval, el oficial naval subraya que las dos lanchas rápidas Defender utilizadas para hacer estos rescates están dotadas de la tecnología más avanzada en el mundo. Y como ejemplo, muestra una de las unidades empleadas en Italia, durante el rescate del crucero Costa Concordia, que encalló el 13 de enero pasado en esas costas.

 

Tecnología salva vidas

 

Cruz Ruiz explica que cuenta con un equipo de 20 personas para garantizar que las 24 horas haya cobertura para atender eventualidades. Dos embarcaciones tipo defender y una MLB así como un helicóptero están siempre disponibles para emergencias

 

La ENSAR cuenta con un programa informático, el cual se alimenta de datos que obtienen de las personas que les solicitan un rescate y de las frecuencias de radio en altamar -o por otra vía-, lo que permite a la Armada ubicar con precisión la ubicación de las personas o embarcaciones que enfrentan una emergencia.

 

Las lanchas rápidas Defender tienen capacidad para atender a 10 personas y trasladarlas al muelle, además de contar con camilla y una bomba de extracción de agua para auxiliar a las embarcaciones en problemas.

 

Los integrantes de la unidad de búsqueda y rescate están en forma. Son nadadores de superficie de alto rendimiento.

 

Tienen sesiones de acondicionamiento físico y todos son sometidos a extenuantes sesiones de ejercicio físico. Dos horas de continuo movimiento, sentadillas, lagartijas, ejercicios de alto grado de dificultad para fortalecer los músculos de piernas y brazos, y carreras de resistencia.

 

También llevan a cabo sesiones de natación, donde practican técnicas de remolque de personas que se están ahogando o inconscientes y natación de rapidez.

 

Practican técnicas para sostener a una persona mientras se está ahogando y aprenden cómo salvar a un desmayado.

 

Los nadadores de rescate de superficie también se someten a prácticas físicas a mar abierto por lo menos una vez por semana. Y aunque nadan en la superficie, algunos también practican bajo el agua.

 

 

Rescate de película

 

El capitán Juan Carlos Cruz Ruiz afirma que uno de los rescates más complejos que han enfrentado fue el de los tres pescadores que salieron de la cooperativa Luz Clara, ubicada en Barra de Tecoanapa, en Guerrero, aquel 23 de septiembre de 2011.

 

“Los tres pescadores que naufragaron tenían 12 horas pedidos en la mar, estaban en crisis y deshidratados, lo que provocó que uno de ellos, el dueño de la embarcación, les avisará que se separaba del grupo, porque había transcurrido mucho tiempo y no eran rescatados”.

 

Los otros dos, recuerda, permanecieron juntos y cuando ocurrió el rescate los hallaron asidos a un bidón de gasolina, que previamente habían vaciado.

 

“Cuando los nadadores se acercaron a ellos, tuvieron que hacerlo con todas las técnicas que se les enseña, porque ellos sentían que eso era lo que les había permitido no ahogarse”, comenta el capitán Cruz Ruiz.

 

Explica que tantas horas en el agua provocan hipotermia, por lo que ambos hombres ya registraban este problema de temperatura corporal.

 

“Afortunadamente, también encontramos al otro (náufrago), estaba flotando sujeto a la tapa de una hielera y logramos salvarle la vida”, presume el responsable de rescatar vidas en este puerto.