Sir Paul McCartney emprendió un “misterioso viaje místico”, al cual más de 60 mil Beatlemaniacos se sumergieron durante 180 minutos frente a un escenario de un Estadio Azteca, que se rindió a los pies de una de las leyendas vivientes de la música.

 

Pese a la amenaza de lluvia, todos tomaron su lugar en el Coloso de Santa Ursula que anoche abandonó el césped, las redes y las líneas de cal por un imponente escenario con cinco pantallas que proyectaron imágenes y símbolos alusivos al cuarteto de Liverpool y a The Wings, donde Macca fue el líder durante 11 años.

 

La cita era a las 21:00 horas; sin embargo, los minutos avanzaron y el intérprete no pisaba el escenario del Azteca, así que la gente mató el tiempo cimbrando el concreto con los pies, mientras la ola levantaba a todos los espectadores en sus asientos de derecha a izquierda y viceversa.

 

De la nada, las luces se fundieron y tras el entarimado desfilaron los músicos acompañados del caballero real de Gran Bretaña, quien lució elegante con un saco color azul marino, pantalón negro, zapatos, camisa blanca y un par de tirantes, un clásico vestuario para un mítico músico.

 

De esta forma, “Magical mistery tour” abrió el libro de los recuerdos que remontaban a 1967, año en el que se lanzó la obra maestra “Sgt. pepper’s lonely hearts club band”, seguido de “Junior’s farm”, tema perteneciente a su etapa con The Wings.

 

Tras el despegue, Sir Paul saludó a sus fans con un imponente “Buenas noches México”, para seguir entregando amor a su público mexicano con “All my loving”, una pieza inolvidable compuesta por Macca junto a John Lennon en 1963 y que hizo explotar las voces del Coloso.

 

El intenso escándalo sorprendió al británico, quien se quedó un minuto presenciando la locura que su visita desató. “Los chilangos son maravillosos”, dijo tras entonar “Jet”, “Sing the changes” y “The night before”, que sonó por primera vez anoche en el Distrito Federal.

 

El calor sofocó a Sir Paul, así que se despojó del saco, presumió sus tirantes y continuó el viaje sesentero con “Let me roll it” y el cover de Jimmi Hendrix, “Foxy lady”, que exhibió el potencial instrumental de toda la banda, incluido el ex Beatle, quien acarició con amor cada cuerda de la guitarra.

 

“Esta guitarra la use en la grabación original de los 60”, explicó el astro británico antes de interpretar “Paperback writer”, seguido de “The long & winding road”, ambos éxitos creados por él, John, George y Ringo, en los cuales Macca enseño su maestría frente al piano.

 

“Son a toda madre”, gritó una y otra vez McCartney, quien entregó un tributo a John Lennon con “Here today”, la cual invocó la presencia e ideología del fallecido astro, además de reverenciar su legado al cantar una adaptación en voz de Macca de “Give peace a chance”.

 

Los tributos continuaron y George Harrison también estuvo presente con la interpretación de “Something”, en la que Paul recordó como él y Harrison cantaban la pieza acompañados de una mandolina, cuyas notas se conjugaron con las fotos del otro fallecido astro de Liverpool.

 

Tras una ligera pausa, McCartney regresó al escenario agitando una enorme bandera de México y de su país, para cerrar una segunda despedida con “Lady Madonna”, “Day tripper” y “Get back”, canciones con las cuales él y la banda se rindieron a los pies de una ciudad fiel a su legado.

 

No conforme Sir Paul McCartney regresó para terminar la magia con “Yesterday”, “I saw her standing there”, “Carry that weight” y “The end”, un final soñado, esperado y que reafirmó su éxito que difícilmente será olvidado en el resto de los tiempos.

 

“Hasta la próxima”, prometió el caballero, para después desaparecer del escenario, no sin antes hacer historia con su mágico viaje que repetirá mañana ante más de 200 mil fanáticos esperados en la plancha del Zócalo.