Las probabilidades de padecer obesidad se incrementa hasta en 60% cuando los padres de familia, los amigos o la pareja tienen este problema de salud.

 

Antonio González Chávez, presidente médico de la Federación Mexicana de Diabetes y médico especialista del Hospital General, subrayó que el sobrepeso, la obesidad y todos los padecimientos relacionados (diabetes, hipertensión, lisdipidemias, problemas cardiacos) sí se contagian de una persona a otra.

 

Durante su participación en el Foro “La transición alimentaria y nutricional en México: entre la desnutrición y la obesidad”, dijo que los malos hábitos y la convivencia con personas “pasadas de peso” son los principales factores de transmisión. “Vea usted al papá y la mamá que si están obesos tienen hijos obesos”.

 

En entrevista, explicó que estas acciones colectivas se hacen de manera inconsciente, pues la gente no se da cuenta de que modificó sus hábitos alimenticios: come más calorías de las que debe.

 

El médico añadió que la población lleva 20 años con estos malos hábitos que la  han llevado a incrementar su peso, y aun así no ha visto que el sobrepeso y la obesidad son una enfermedad y no sólo una condición del organismo.

 

Esto nos ha llevado a tener 70 millones de adultos y 30 millones de niños con alguno de estos padecimientos, para los cuales se destinan 42 mil millones de pesos al año únicamente en atención médica inmediata.

 

No obstante, los especialistas señalaron durante el foro que el número de enfermos podría incrementarse, con los niños y jóvenes que se sumarán a estas cifras si la mala alimentación persiste.

 

Incluso, el futuro para la última generación es desolador. “Tenemos a una generación que morirá antes que sus padres porque tienen enfermedades que antes se daban en personas adultas, explicó González Chávez.

 

Esto se verá reflejado también en la cuestión económica. Para el 2030, cuando la población joven debería estar activa e impulsar la economía, esta generación estará enferma y requerirá de asistencia social para mantenerse, expuso Arturo Flores, médico investigador del Instituto de Nutrición Salvador Zubirán.

 

González Chávez apuntó que es necesario informar de manera correcta a la población. “En el asunto de políticas publicas no hemos involucrado a los ciudadanos y ellos son los que llevarán la información a su comunidad, pero mientras no los involucremos, la información seguirá rezagada y la obesidad seguirá manteniéndose y transmitiéndose”, puntualizó.

 

Desinterés legislativo

 

Pese a la gravedad del problema, Perla López Loyola, diputada federal por el PRI aseguró que “no hay interés en este espacio legislativo ni el poder Ejecutivo”.

 

Mencionó que durante la LXI Legislatura se han presentado 30 iniciativas relacionadas con el sobrepeso, grasas transgénicas, actividad física, publicidad, fast food; referente a restaurantes, trastornos mentales que aluden a la nutrición, formación de observatorios nacionales, laxantes, etiquetado y otros tantos temas.

 

No obstante, la única que prosperó fue la reforma a los artículos 65 y 66 de la Ley General de Salud, aprobada en abril del 2010, y que establece la eliminación de la comida chatarra de las escuelas y la activación física diaria por 30 minutos.

 

“El resto está a medias. El etiquetado, el ANSA, el código PAVIMENTO es una mentira, y entonces jugamos con este tema, pero no lo tocamos a fondo. Y si uno manda una propuesta a la comisión de salud, se revisa y se guarda en un cajón”, lamentó la legisladora.