LONDRES. Gran Bretaña planifica respuestas a una cantidad de pesadillas relacionadas con la seguridad de los Juegos Olímpicos, incluidos un ataque coordinado como el que se perpetró contra la red de tránsito de Londres, una bomba radiactiva o un ciberataque.

 

Luego del ataque en Francia contra blancos judíos, los expertos en seguridad comienzan a enfocarse también en las acciones de terroristas solitarios, que actúan por cuenta propia, sin el apoyo de nadie, y que son más difíciles de detectar.

 

Y admiten que no se puede garantizar que el personal de seguridad sea capaz de prevenir uno de esos ataques.

 

“No se puede excluir algo similar”, expresó Denis Oswald, funcionario del Comité Olímpico Internacional que dirige la comisión coordinadora de la justa.

 

“Todas las sedes olímpicas tendrán protección especial, pero, desde ya, cuando estás en la calle, la gente que espera un autobús para ir a un estadio puede ser un blanco”.

 

Cada mensaje de correo electrónico enviado a la familia. Cada actualización de estado para los amigos. Cada mensaje al o la amante.

 

Un directivo de la Asociación de Proveedores de Servicio de Internet de Gran Bretaña dijo que el gobierno prepara propuestas para una red nacional de vigilancia electrónica que podría potencialmente mantener un registro de cada mensaje enviado por cualquier británico a cualquier otra persona en cualquier momento.

 

Planes similares fueron descartados en 2008 luego de una protesta pública. Pero James Blessing, de la asociación, dijo que el gobierno parece estar “reintroduciéndolo en un formato ligeramente distinto”.

 

El aparato de seguridad está en condiciones de escuchar las conversaciones telefónicas de la gente y observar sus comunicaciones por internet.

 

“Para los terroristas las olimpíadas representan una oportunidad de oro porque saben que todo el mundo estará mirando”, indicó Benotman, quien ahora hace de analista de la Fundación Quilliam de Londres. “No importa si matan a siete o a 70”.

 

Se agregarán más cámaras de vigilancia a las 4.3 millones que ya están operando y algunas serán usadas junto con un avanzado sistema de reconocimiento facial y con bancos de datos que pueden vincular placas de vehículos con nombres. AP