Luego del primer aniversario de la tragedia nuclear en Fukushima, Japón, y después de todo el debate que a nivel internacional suscitó el asunto de la energía nuclear, vale la pena indagar acerca de cómo se ha venido manejando el tema en México.

 

Frente a este escenario, el gobierno federal ha manifestado claramente su interés por ampliar su capacidad nuclear como una opción para diversificar su oferta energética; sin embargo, al día de hoy no existe un programa nuclear como tal, sino sólo declaraciones de funcionarios federales y la mención del tema en algunos documentos oficiales en materia energética, en particular en las estrategias anuales de energía.

 

 

La Secretaría de Energía (Sener) reporta que la capacidad instalada de generación de energía nuclear se ha mantenido constante desde el 2006, lo que equivale a 10% de la capacidad de generación a partir de tecnologías limpias (Sener, 2012), y 5% de la generación eléctrica del país (Gómez, 2009). Según el investigador Jorge Villarreal, México requiere diversificar su oferta energética para disminuir su dependencia del petróleo, ya que 91% de la producción de energía proviene de este recurso y las reservas están decreciendo de forma importante (23% tan sólo de 2000 a 2008).

 

Esto hace que los yacimientos existentes no garanticen la continuidad en el abasto por las limitadas capacidades de extracción y la baja de restitución, más aún cuando el consumo de energía en el país sigue creciendo a una tasa promedio de 2.6% anual. Además, el desarrollo de nuevas alternativas energéticas se hace necesario cuando se revisa que el país se comprometió en la Conferencia Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático a disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero en 50% para el 2050, por lo que para continuar con la oferta energética, la producción de electricidad tendrá que ser cada vez menos petrolera (Velázquez, 2011).

 

Metas del gobierno federal

La Estrategia Nacional de Energía 2012-2026 (ENE), marca incrementar la participación de las fuentes no fósiles en la generación de electricidad a 35% en el país hacia el final del período mencionado. Para alcanzar dicha meta, la ENE establece varios escenarios prospectivos con distintos tipos de tecnología, en dos de ellos se incluye el uso de la energía nuclear. En el primer escenario, la Sener destaca que se incorporaría la máxima capacidad instalada para cubrir la demanda máxima con tecnología de 7 u 8 centrales nucleoeléctricas, con una capacidad de generación de 1,400 MegaWatts cada una. Esto permitiría que al 2026, del 35% de generación de energía no fósil, 18% correspondan a fuentes nucleares.

 

En el segundo escenario, se combinaría la energía nuclear con la eólica, donde en lugar de establecer entre 7 y 8 centrales nucleares, nada más se instalarían dos con capacidad también de 1,400 MW cada una (ubicadas en Laguna Verde) y el resto se cubriría con 209 granjas eólicas de 100MW cada una. Con este escenario, la participación de la energía nuclear dentro de la meta a 2026 sería sólo 6.6% del total de generación de energía desde fuentes no fósiles.

 

Comentarios

La Sener reconoce que el elevado costo de algunas tecnologías no fósiles (en particular la energía nuclear) impacta negativamente en la evaluación económica y planeación del sector eléctrico, ya que la selección de tecnologías para generación de electricidad es resultado de la valoración de menor costo de tecnologías probadas y económicamente viables. Por ello, las principales barreras para el desarrollo de estas tecnologías están relacionadas con la rentabilidad económica y social de las inversiones en este ramo.

 

En el caso particular de una planta nuclear, el principal problema que tiene el país es que sus costos son muy altos, sobretodo en la etapa de construcción, ya que la inversión inicial es dos veces mayor que generar el equivalente en energía eólica y su tiempo de construcción es 8 veces más que el tipo mencionado. Lo anterior es lo que hace pensar que la energía nuclear no tendrá un desarrollo en el corto y mediano plazo en el país, aunado a las protestas de grupos ambientalistas que ven en este tipo de energías altos potenciales de riesgo para el medio ambiente en caso de desastres naturales.

 

Es por eso que, a pesar de las buenas intenciones, la planificación de energía nuclear en el país prácticamente no existe. Y aunque por más que esté escrito en documentos oficiales, no hay ningún instrumento normativo que asegure el financiamiento presente o futuro para la construcción de plantas nucleares.

 

 

* Maestro en Políticas Públicas egresado del CIDE, Coordinador del área de investigación y análisis en Contorno, Centro de Prospectiva y Debate. paulo.cantillo@contorno.org.mx, @pcantillog

 

REFERENCIAS

Gómez, Azucena (2009). Introducción Central Nuclear Laguna Verde. Comisión Federal de Electricidad, México.

Secretaría de Energía (2011). Estrategia Nacional de Energía 2012-2026, México.

Villarreal, Jorge (2011). Energía Nuclear en México. Fundación Heinrich Böll Stiftung, México.