El gobierno de Estados Unidos invita a mercenarios a luchar en la guerra de México contra los narcotraficantes, al igual que participan desde hace varios años en Afganistán, Irak y Pakistán empresas como Blackwater (ahora llamada Xe), Lockheed Martin, Raytheon, ARINC y Northrop Grumman.

 

El 14 y 15 de noviembre se reunieron en el Wyndham hotel de Fredericksburg, Virginia, las empresas interesadas en participar en el nuevo contrato de la Counter Narco-Terrorism Program Office (CNTPO) para escuchar detalles y satisfacer sus dudas.

 

“Una obscura oficina del Pentágono destinada a frenar el flujo de drogas ilegales”, reveló la revista Wired la semana pasada. “Se ha desarrollado en silencio como una tienda one-stop para los contratistas de seguridad privada en todo el mundo, solicitando acuerdos valuados en más de tres mil millones de dólares”.

 

El 24 de agosto de 2007 comenzó a hacerse notable la existencia de la CNTOP, cuando anunció que unos contratos que vencen el 23 de agosto de 2012 habían sido entregados a Blackwater Lodge & Training Center, Inc., Lockheed Martin Integrated Systems, ARINC Engineering Services, LLC, Raytheon Technical Service Company, y Northrop Grumman/TASC, Inc.

 

Lo que llama la atención del borrador del nuevo contrato multianual e indefinido, en duración y cantidades, es que, además de contratar servicios para entrenamientos en Oriente Medio, se pagará a mercenarios para entrenar a mexicanos y colombianos.

 

El CNTPO dice que se necesitan expertos para enseñar técnicas de manejo avanzadas a personal de las Fuerzas Armadas de México, y entrenamiento a pilotos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) con helicópteros UH-60, OH-58 y Schweizer 333. Asimismo, entrenar a 48 personas para comandar y volar los Bell 206.

 

También solicitan desarrollar y entregar un programa de enseñanza, personal, equipo y materiales, para entrenar pilotos y tripulación en el uso de lentes de visión nocturna.

 

Proveer de un sistema de encriptamiento de comunicaciones para los radios usados por sus agentes antinarcóticos.

 

Proveer, entregar, ensamblar/instalar y entrenar a los usuarios de un sistema de comunicación de microondas (voz, datos y video) para el intercambio de información entre Estados Unidos y México, de las actividades ilegales de los narcotraficantes.

 

Ofrecen también un contrato para revisar cinco aviones C-26 Fairchild Metroliner, cuatro del gobierno de México y uno de Estados Unidos. Estas naves son utilizadas para labores de reconocimiento, o espionaje, pues cuentan con un sensor y tecnología para grabar datos desde el cielo.

 

Esos son algunos de los negocios que ofreció Mike Strain, director ejecutivo de CNTPO, a los contratistas estadunidenses invitados a la reunión.

 

La misión de su oficina, explica en el documento base, es interrumpir, detener y vencer la amenaza que significa a la seguridad de Estados Unidos el tráfico de drogas, armas y explosivos, precursores químicos y lavado de dinero, entre otras cosas.

 

Para operación, logística y construcciones menores, tienen un techo presupuestal de 950 millones de dólares. Son 875 millones de dólares para comando, control, comunicaciones, detección de información y monitoreo. Para entrenamiento disponen de 975 millones de dólares. Soporte programático y programa, dice el documento, representará un desembolso máximo de 240 millones de dólares.

 

Eso, además de algunos de los contratos para México, comprende también la operación de estaciones de policía en puestos fronterizos en Afganistán, operaciones militares, misiones contra narcóticos en Colombia, entrenamiento de perros en Kabul, labores de inteligencia destinadas a asesorías para inversiones futuras, y análisis de crímenes financieros. La lista es larga y los detalles no son públicos en su totalidad.