El terrible accidente que sufrió el secretario de Gobernación, un subsecretario  y otros acompañantes, así como los tripulantes de la aeronave y que les costara la vida a todos, nos deja a los mexicanos un terrible hueco en el estómago, un sentimiento extraño, triste, impactante, alucinante.

 

En nuestro país pasa de todo y a tanta velocidad que cuando apenas te estás reponiendo de una, ya viene la otra y no alcanzamos a recapacitar de la noticia  inmediata anterior, es impresionante que tanto accidentes como asesinatos, masacres, atentados, detenciones, fugas, balaceras, secuestros, triunfos deportivos, eventos, noticias internacionales, caídas de gobiernos, dimisiones de presidentes, primeros ministros, linchamientos, accidentes en carreteras, fraudes electorales, crisis financieras y cuanta cosa espectacular ocurre en nuestro país y fuera de éste los olvidamos fácilmente.

 

Nos pasa tan rápido que caemos en una especie de hipnosis social  aletargante que ya no reaccionamos ante eventos como lo hacíamos antes cuando éstos ocurrían.

 

Al menos por muchos años éstos acontecimientos los sufríamos, los asimilábamos y los olvidábamos hasta que venía el siguiente; ahora los mexicanos, ya sea por lo que nos pasa a nosotros como por lo que viene de afuera, sólo los vemos pasar y ya tenemos encima otro.

 

Esta vez, en la misma semana un terrible accidente en la carretera a México-Cuernavaca que fue opacado por otro impresionante en la Toluca–México y cuando apenas nos tallábamos los ojos, viene el terrible accidente en el que pierden la vida personalidades de gran importancia de la política nacional y sus colaboradores  y que horas más tarde ya se dejaba a un lado para opinar del robo a un boxeador mexicano en Las Vegas.

 

Hoy es lunes y ya la mirada de todos está en las elecciones celebradas en Michoacán  que esperemos nos duren sin tener que voltear los ojos a otro lado porque ha ocurrido otra cosa aún más espectacular que no nos deje recapacitar sobre la más reciente. No sé si usted, amigo lector, pero yo, al menos de unos años para acá, me levanto con ganas de que nada, pero nada que me llame la atención ocurra hasta que olvide lo acaecido recientemente, porque todo esto ya nos quitó a los mexicanos eso que tiene el ser humano y que lo hace aprender de sus errores y es el de sorprenderse de lo que ocurre en su entorno para intentar de que no vuelva a suceder de la misma manera.

 

@EstebanArce_