Con su opera prima, la hilarante “Conozca la Cabeza de Juan Pérez” (2009), el egresado del CCC, Emilio Portes, devolvía al cine mexicano un humor desenfrenado y delirante, propio de las cintas del mejor Tin Tan. Esta película resultaba en una suerte de aire fresco a un género que en los últimos años se ha relegado al mero albur y la apuesta por las figuras televisivas.

 

A dos años del estreno de aquella magnífica cinta, Emilio y su troupe de colaboradores, amigos y actores están de regreso; esta vez con mayor presupuesto aunque también con mucho más desenfreno, al grado que, una vez encarrilada la película, ya nadie la detiene, ni su director.

 

En Pastorela, Jesús Juárez (Joaquín Cosio, el famoso Mascarita y más recientemente Cochiloco), un rudo agente de la Policía Judicial, desata su furia cuando se entera que el nuevo cura de su natal San Miguel de Nenepilco lo ha despojado del papel de diablo, mismo que venía representando desde niño en la tradicional pastorela organizada por la iglesia.

 

Con la autoridad que le dan los años de experiencia, Juárez irá contra el nuevo cura (magnífico Carlos Cobos en un papel que le queda al dedillo) y también contra su compadre Bulmaro, mismo que le dio baje con el tan cotizado papel de chamuco. Fuerzas obscuras y divinas (ni tanto) terminarán enfrentándose por el control de esta tan tradicional –e inusualmente apasionada- pastorela.

 

Con clara influencia de Alex de la Iglesia y plagada de homenajes al cine de terror, Pastorela mantiene el mismo tono chocarrero y relajiento que su predecesora, con la diferencia que ahora el director y su equipo se permiten ser más osados en términos de producción. En uno de sus mejores momentos, Portes se da el lujo de filmar una escena de persecución en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México y calles aledañas. La secuencia resulta particularmente efectiva -tanto que hasta resulta extraña en el cine nacional-, pero además se adivina fue filmada sin cerrar calles o pedir autorizaciones; un muy bien logrado ejemplo de cine de guerrilla.

 

En cuanto a actuaciones Portes la tiene fácil, sólo tiene que soltar a Cosío y Cobos frente a la cámara para que estos hagan lo suyo: ambos se devoran al público y se adueñan de la cinta con sus interpretaciones. Mención especial merece la joven Melissa Bahnsen en su trabajo como hija del judicial, una adolescente entre Nini y Emo que resulta en la gran sorpresa de la cinta.

 

No obstante, el exceso termina por devorar esta cinta, que rumbo a la segunda mitad no encuentra quien la frene (su director definitivamente ni lo intenta), desbordándose en un final que termina debiendo.

 

A pesar de todo, Pastorela es una cinta divertida, honesta, sin pretensiones más allá de hacerlos reír. Pero Pastorela es también un culto al exceso, un aquelarre de situaciones que terminan explotando en la cara del espectador. Para la próxima, Portes debería calmar un poco sus demonios y encontrar ese punto medio, tan ausente y necesario en esta cinta.

 

Pastorela (Dir. Emilio Portes, 2011)

3 de 5 estrellas.

Guión: Emilio Portes, Producción: Rodrigo Fanjul, Fotografía: Damián García, Edición: Rodrigo Ríos y Emilio Portes. Con: Joaquín Cosio, Carlos Cobos, Lalo España, Ana Serradilla, entre otros.