Para este fin de semana te proponemos visitar tres museos de la ciudad de México fuera de lo común por sus temáticas, pero muy interesantes.

 

 

Museo del Zapato

 

 

Se localiza en el primer piso de la zapatería El Borcegui, en Bolívar  27, entre las calles Francisco I. Madero y 16 de Septiembre.  Hay de todo: calzado egipcio del siglo III a.c., huaraches de los pueblos mesoamericanos, de astronautas, los gigantes tenis de Shaquille O’Neal, las botas de El hijo de Santo, de futbolistas de los años 40 y 60, de esquimales, de ingleses elegantes del siglo XIX y botines de mujer que debían combinar el calzado con unos corsés demasiado apretados, claro, sin olvidar las rarezas orientales de féminas que deben deformar sus pies para ponerse unos diminutos zapatos. En la sección de los famosos están expuestos zapatillas de torero, botines de deportistas mexicanos que obtuvieron preseas en las Olimpiadas, como Fernando Platas y Gabriela Guevara, entre otros. El acervo contiene 15 mil miniaturas y  2 mil de tamaño natural; en sus  vitrinas se cronemetra la arqueología y la memoria del paso -literalmente- del hombre. Se trata de un mapa que refleja  la evolución del hombre y su forma de aplicar el conocimiento. Este lugar nos retrocede en el tiempo, hasta la era de los faraones, que empleaban pedazos de piel de animal como suela y un listón de piel para sujetarlo. Tecnología de punta de esas épocas.

 

En  1865, un señor, del cual no quedan desgraciadamente registros de su nombre, abrió la zapatería El Borcegui en la calle Tiburcio [actualmente Uruguay]. Ese establecimiento impulsó nuevos modelos de publicidad en las primeras siete décadas de la nueva nación  independentista con su Para una gran ciudad, una gran zapatería ya que en todos los comercios les copiaron la fórmula y entonces podía verse en la misma calle:  Para una gran ciudad, una gran cantina. Situación demasiado risible. En 1900 este local fue comprado por el español Lucas Lizaur Aznárez, quien a su vez se la heredó a su hijo, Lucas Lizaur

 

Pernaute, quien abandonó sus estudios de medicina para dedicarse de lleno al negocio del calzado, ya que en México hay un lema que dice: zapatero a tus zapatos. Desde entonces El Borcegui se convirtió en un sitio de referencia del  primer cuadro de la ciudad que tenía uno de los establecimientos más famosos de América Latina. En 1991 los dueños del establecimiento decidieron dedicar  un espacio para exponer todas las piezas que habían reunido en tantos años y desde entonces, silenciosa, permanece a la espera de que los visitantes se asombren con esta arqueología del paso del  tiempo y del  hombre.

 

 

El Clauselito

 

En el Museo de la Ciudad de México hay una habitación que sirvió de escondite para Joaquín Clausell, un famoso y polémico litigante de principios del siglo XX. Ahora está abierto al público y muestra la faceta menos conocida de un abogado anarquista que escribió para un periódico de Ricardo Flores Magón. El destino le puso una final trágico. Vean, esto es lo que pintó:

 

 

 

El Museo del Juguete

 

El Museo del Juguete Antiguo México es un lugar para gente de todas las edades sin importar el nivel socioeconómico, sin pretensiones, brindando al visitante no sólo un sitio de aprendizaje y relaciones sino también de confort, en donde se beneficiará a la sociedad mexicna, a través del fomento de la cultura popular, para lograr así un refuerzo en la identidad nacional y en los lazos entre mexicanos, una mayor comunicación de nuestro pasado, presente para así cambiar el futuro de nuestro país. La colección se inició hace unos 50 años (1955). Al pricnipio sólo se mostraba a familiares y amigos pero en 2006 se abrieron las puertas al público en general.  Se ubica en Dr. Olvera  15, en la colonia Doctores, casi Esquina con Eje Central Lázaro Cárdenas.  A dos cuadras de Estación Metro Obrera