El Ejército colombiano arrojó más de una tonelada de explosivos durante la operación militar que acabó el viernes con la vida del líder de las FARC, Alfonso Cano, en el departamento del Cauca, informó hoy la revista Semana.

 

La publicación señaló en su reciente edición que el bombardeo se registró a partir de las 08:30 horas locales del viernes en el pequeño poblado de Chirriadero, por donde en ese momento se movía el jefe guerrillero.

 

Aseguró que la primera pista que hallaron los hombres del Ejército, tras el ataque aéreo, fue la billetera de Cano, al lado de la cual se encontraron unos periódicos y las gafas que usaba el líder de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

 

“Luego, se inició una persecución, y tras el enfrentamiento entre los hombres del anillo de seguridad de Cano y las tropas oficiales, el número uno de las FARC murió”, detalló la revista colombiana.

 

Horas más tarde, el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía colombiana confirmó que se trataba del líder guerrillero, en principio por simple identificación visual y luego mediante huellas dactilares.

 

La noticia la confirmó a los colombianos el propio presidente Juan Manuel Santos, la noche del viernes, cuando ya se tenía la certeza de que el cuerpo hallado correspondía al de Cano.

 

Según la revista, el fin del jefe guerrillero comenzó hace tres meses en la localidad andina de Chaparral, en el departamento del Tolima, donde, según el Ejército, Cano logró escapar a un bombardeo.

 

De inmediato, el Ejército le cerró el camino que le permitía recibir las provisiones que le llegaban del Bloque Oriental de las FARC, lo que obligó al líder insurgente a moverse y buscar auxilio del Bloque Occidental.

 

“Mientras, el Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares no cesó en agudizar la presión, más aún cuando confirmó que lo acompañaba un máximo de 10 guerrilleros”, apuntó la publicación.

 

Semana informó que, el viernes, un bombardeo realizado cerca de la represa de La Salvajina y de los municipios de Belalcázar y Suárez comenzó a poner fin a la larga vida de Cano en la guerrilla.