Los observatorios ciudadanos son organizaciones, generalmente de la sociedad civil o académicas, que se dedican fundamentalmente a la contraloría social, es decir, “un tipo de participación ciudadana orientada al control, vigilancia y evaluación por parte de personas y/u organizaciones sobre programas y acciones gubernamentales, que promueve una rendición de cuentas vertical (autoridades-ciudadanos) y horizontal (entre autoridades)”, (Felipe Hevia, 2006).

 

La función principal de los Observatorios es generar información en torno al estado en el que se encuentran las diferentes áreas de política pública que implementan los gobiernos. A través de la producción de índices, indicadores y estudios, los observatorios fomentan la tarea de crear una ciudadanía cada vez más informada y destinada a incidir en las decisiones gubernamentales.

 

 

 

Sus principales retos.

 

Los observatorios ciudadanos enfrentan al día de hoy diferentes retos que tendrán que resolver en el mediano plazo, entre los que destacan:

 

a)    La falta de institucionalización del uso de la información que generan por parte de las autoridades públicas.

 

b) Su trabajo aislado, dado que en el país no se crean las sinergias necesarias y deseables entre distintas iniciativas ciudadanas.

 

c) La dificultad para difundir su información en medios masivos de comunicación.

 

d) Su falta de impacto en las esferas locales, dado que su trabajo se concentra, en la mayoría de los casos, con el ámbito federal, (Fundación Este País, 2008).

 

Por otro lado, es necesario que los Observatorios emprendan algunas tareas que les permitan mejorar su trabajo y aumentar su impacto en el desarrollo de sus actividades. Primero, es importante que inviertan tiempo en formación ciudadana para el monitoreo de las acciones públicas, y que sean conscientes que dicho trabajo no es sólo para profesionales e investigadores de las ciencias sociales.

 

Lo segundo es establecer alianzas con diferentes sectores sociales como el sector privado, los medios de comunicación y el sector público. Lo tercero y, quizás más importante, es construir el camino hacia una sociedad cada vez más involucrada con las decisiones públicas que afectan sus intereses.

 

El trabajo de los observatorios contribuye, finalmente, al fomento de una cultura de exigencia y rendición de cuentas, construida sobre relevantes valores como la transparencia y el acceso a la información pública. Para un país como el nuestro, en vías a su consolidación democrática, una cultura de mayor participación ciudadana en las decisiones de gobierno toma un buen paso cuando decide estar cerca y observar las acciones de las autoridades que nos rigen y representan, cuando se preocupa  por el adecuado ejercicio de los recursos públicos, al involucrarse en  la discusión sobre aquellas políticas públicas que debieran implementarse para lograr un mayor bienestar y cuando permanece atenta al  funcionamiento de las instituciones que conforman nuestro Estado. De ahí la importancia de la observación como práctica democrática y la invitación a observar extendida en estas cuantas palabras. contorno}

 

 

 

Referencias

Fundación Este País (2008). Identificación, sistematización y análisis de prácticas, metodologías e instrumentos de observación ciudadana en México., disponible en: http://www.observatoriosciudadanos.org.mx/publicaciones.aspx

 

Hevia de la Jara, Felipe (2006). La contraloría social mexicana: participación para la rendición de cuentas. Programa interinstitucional de investigación-acción sobre democracia, sociedad civil y derechos humanos (CIESAS y Universidad Veracruzana). México.