En un ejercicio de contraste de sus aspirantes con altas dosis de propaganda, el PRI avanza en un proceso interno para elegir a su candidato presidencial en un ejercicio totalmente controlado y marcado por la simulación que tanto gusta a los priistas. Porque, aunque todos saben el nombre del candidato, el guión del priismo indica una serie de actividades –incluido el placeo de sus aspirantes por toda la República— que sólo buscan posicionar  a su partido hacia el 2012.

 

Nadie en el PRI,  ni fuera de él, cree realmente que habrá votación de militantes y simpatizantes como aprobó su Consejo Político; la última experiencia del viejo partido con ese método para elegir candidato presidencial fue un desastre: en 2000 el partido se fracturó y Roberto Madrazo denunció un fraude en la votación que ganó Francisco Labastida, al grado de inventarse una lesión en el brazo para no levantarle la mano al ganador.

 

Después, en marzo de 2002, en otra elección abierta para dirigente nacional, Madrazo cobró venganza y aplastó a Beatriz Paredes con el mismo mapacheo que denunció dos años antes ¿Por qué entonces los priistas optaron por un método que les causó problemas y derrotas en el pasado reciente? Porque esta vez creen tener todo bajo control y no esperan llegar a la votación abierta, y si lo hacen, será arreglado de antemano.

 

Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, contra la creencia, mantienen  comunicación fluida y se reúnen dos o tres veces por mes. Aún no hay un acuerdo formal entre ambos, pero las decisiones que se toman en el priismo son pactadas y tamizadas entre los dos aspirantes y los gobernadores.

 

La tensión, que la hay  en la disputa de poder que libran, tiene más que ver con sus equipos y operadores que con ellos. Los ¨duros¨ de ambos grupos son quienes calientan la disputa. Del lado de Peña personajes como Miguel Osorio, Emilio Chuayffet, Paco Rojas y Jesús Murillo, meten rudeza a la confrontación; mientras que del lado de Manlio Fabio también hay rudos como Marco Bernal y Florentino Castro que generan tensión en sus posiciones contra los peñistas.

 

Como gozne entre los dos aspirantes está la figura de Emilio Gamboa Patrón y en la operación política trabaja Humberto Moreira, que en el último Consejo Político recibió el respaldo del priismo de la cúpula.

 

Así los priistas tratan de llevar su proceso por nota. El guión indica que en diciembre se registrarán los precandidatos y en enero comienzan campañas internas.

 

Pero antes que eso ocurra, noviembre será el mes clave para una negociación directa entre Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto. Cercanos a los dos  creen que desde finales de octubre los dos precandidatos se sentarán a negociar un pacto que evite el enfrentamiento abierto en una votación. De lo que resulte de esas pláticas se verá si Manlio decide inscribirse en diciembre y sí lo hace realmente para competir o ya, con un acuerdo previo, sólo participa para legitimar, en una votación controlada y con un resultado previamente pactado, la asunción de Peña como candidato.

 

Notas indiscretas…

En el PRD señalan las incongruencias de Marcelo Ebrard. Para elegir al candidato presidencial impuso el método de encuestas al que se sometió hasta Andrés Manuel López Obrador; pero cuando se le pregunta por el método para elegir candidato al DF  a Marcelo ya no le gustan las encuestas y dice que tendrá que ser ¨por votación abierta, como siempre ha sido¨. La pregunta es ¿por qué la incongruencia?, ¿acaso sabe que su delfín Mario Delgado no ganaría una encuesta?… Los dados arrancan semana con Escalera. Subimos.

 

sgarciasoto@hotmail.com | @sgarciasoto