El tema de la búsqueda de la felicidad es algo trillado, pues cuántos libros y películas no hablan sobre esto. Sin embargo, no existen recetas de cocina para lograrla, cada uno de nosotros podemos encontrar un camino individual y diferente que nos haga sentir alegres, contentos, llenos, satisfechos, plenos o nos acerque a aquello que creamos es la felicidad.
Y ésta, según lo que he leído y coincido con ello, no se encuentra al final del camino, sino en el camino mismo, aprendiendo a disfrutar cada parte y cada logro en nuestros objetivos de vida, aún entendiendo que el camino está lleno de piedras y obstáculos que tenemos que saber saltar o darles la vuelta para evitar caer, y si caemos porque no hay de otra, pues a levantarnos y seguir hacia adelante.
El empuje que tengamos para lograrlo puede depender de la calidad del combustible con el que hayamos alimentado a nuestro cuerpo, que es el vehículo con el que contamos para transportarnos y vivir esta vida. Con calidad de combustible me estoy refiriendo al tipo de pensamientos, actitudes con que alimentamos nuestra mente, así como lo que ingerimos día a día (alimentos, bebidas, etc.).
En una frase, el combustible representa nuestra forma de vivir y de ver la vida. Si tendemos hacia lo positivo, pues seguramente podemos ver las cosas de manera optimista, lo que nos permite disfrutar más cada momento y vivir más intensamente, disfrutando y fluyendo con lo que hay, lo cual nos acerca mas a la felicidad; pero si tendemos a ver todo negro, difícilmente podremos conectarnos con lo bonito que tiene la vida, con todo y los tropiezos que implica vivirla.
Entonces vivir cerca de la felicidad es algo posible y accesible para las personas. Con esto no quiero decir que la vida para algunos no sea complicada y triste, como aquellos que son abandonados desde pequeños o que viven las desgracias y consecuencias de una guerra, por ejemplo, pero como dice Viktor Frankl, todo depende de cómo se viva la experiencia, ya sea desde el agradecimiento de existir o desde el sufrimiento; el dolor es algo que indudablemente persiste en el mundo, sin embargo mantenerse ahí y elegir vivir en el sufrimiento es una opción que se toma o no.
Siempre a lo largo de nuestra experiencia de vida tenemos la libertad de pensar lo que deseemos en nuestra intimidad más profunda, esto es un regalo que todos tenemos y esta libertad de pensamiento podemos ejercerla en todo momento. Aun en condiciones adversas, un pensamiento positivo nos puede aliviar en algo el dolor de lo vivido, por ejemplo, podemos elegir amanecer dando gracias por un día más de vida y apreciando lo que sí tenemos.