Estrés, depresión, abuso de estupefacientes y hasta suicidio son algunas consecuencias que las víctimas de hechos violentos pueden experimentar, por lo que especialistas en la materia hicieron un llamado a hablar abiertamente del tema y estudiarlo con rigor.

 

 

Ello durante el Foro Nacional sobre Salud Mental e Intervenciones Psicosociales en Contextos de Violencia, organizado por el Instituto Nacional de Psiquiatría y la organización Médicos Sin Fronteras.

 

 
La directora general del instituto, María Elena Medina-Mora Icaza, señaló que la severidad con que una persona padecerá estrés postraumático dependerá también de otras experiencias previas, la frecuencia con la que padece violencia, la cercanía con el hecho traumático, así como factores heredados.

 
En los casos más graves de estrés postraumático, la persona no puede dejar de pensar ni de ver lo que le pasó; por ejemplo, las víctimas de violación presentan dicho estado hasta por 12 meses. Explicó que la persona se vuelve incapaz de tomar decisiones, cae en depresión, es común el abuso en el consumo de drogas y alcohol o suicidio como consecuencia.

 
En ese sentido, Medina Mora señaló que en el instituto han incrementado la demanda de atención en la materia, principalmente para las víctimas de trata, gente que ha perdido familiares por violencia, así como a habitantes de comunidades con altos niveles de violencia.

 
Por su parte, el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, señaló que se vive una situación de violencia colectiva y se deben estudiar de manera rigurosa las consecuencias en la población.

 
A causa de la violencia, agregó, la expectativa de vida entre hombres jóvenes en México disminuyó un año y el fenómeno está estrechamente ligado con el acceso a la justicia y el ejercicio de los derechos humanos.