Los candidatos a la Presidencia regresaron a la campaña con actitudes casi opuestas tras el debate de este lunes, que dejó a la demócrata Hillary Clinton aún más segura de sus opciones y al republicano Donald Trump cargado de quejas y con la amenaza de ser más duro en el próximo encuentro.

 

La mayoría de los medios de comunicación estadunidenses, basándose en encuestas de grupos de votantes, dieron a Clinton como ganadora del debate en la Universidad de Hofstra (Nueva York), el primero de los tres intercambios que mantendrán los candidatos antes de las elecciones de noviembre.  “Clinton puso la trampa y Trump se metió en ella”, tituló “Politico”, que aseguró que “dominó” el debate.

 

Pero Trump quiso disputar ese consenso y reivindicó su desempeño. Para ello acudió a encuestas online de las que hacen en sus webs sin rigor científico los medios electrónicos. El magnate no perdió la oportunidad en una entrevista en la que señaló a varios culpables de sus fallos en el debate, entre ellos el moderador, Lester Holt, y un micrófono supuestamente defectuoso.

 

“El volumen estaba mucho más bajo que en el de ella y el sonido se cortaba. No podían oírme en la sala”, protestó Trump en el programa de televisión Fox and Friends, en la que también acusó a Holt de evitar los temas más espinosos para Clinton mientras a él le sometía a “preguntas hostiles”.

 

El magnate, que se mantuvo más respetuoso de lo habitual en el debate, diciéndole incluso a Clinton que era “muy importante” para él que se sintiera cómoda, aseguró que tenía previsto ser más agresivo con ella, pero en el último momento se echó atrás.

 

Trump dijo que hacia el final del debate, cuando Clinton sacó a relucir los insultos del magnate hacia muchas mujeres, él “iba a atacarla con las mujeres de su marido”, en referencia a las infidelidades del ex Presidente estadunidense Bill Clinton.

 

“Pero decidí que no debería hacerlo, porque su hija estaba allí. Creo que hice lo correcto. No me sentía cómodo haciéndolo con Chelsea en la habitación”, explicó el candidato republicano.

 

Aunque este lunes se “contuvo” para “no herir los sentimientos de nadie”, Trump advirtió que “puede que ataque más duro” a Clinton en el próximo debate, programado para el 9 de octubre.

 

El empresario volvió además a criticar a la modelo estadunidense-venezolana Alicia Machado, ganadora en 1996 del certamen Miss Universo que entonces dirigía Trump, y a la que Clinton mencionó durante el debate como ejemplo de las mujeres a las que ha insultado su rival.

 

“Era lo peor, absolutamente lo peor, era imposible (…). Era la ganadora, y (después) ganó una cantidad masiva de peso, y eso fue un verdadero problema”, afirmó hoy Trump respecto a Machado, que ha declarado su apoyo a Clinton y ha acusado al magnate de humillarla tanto que acabó padeciendo bulimia y anorexia.

 

Frente a la batería de acusaciones que lanzó Trump, su rival demócrata se mostró muy satisfecha tras su primer debate televisivo con su adversario republicano: “La gente ha podido hacerse una imagen por sí misma de su conducta, su naturaleza, su comportamiento”, afirmó una resplandeciente Clinton en un breve encuentro con la presa en Nueva York.

 

Respecto a las quejas de Trump por un micrófono que supuestamente estaba roto, la demócrata respondió sonriente: “Cualquiera que se queje de un micrófono es que no tuvo una buena noche”.

 

Clinton eligió Carolina del Norte para hacer campaña el día después del debate, mientras que Trump tenía previsto un mitin a última hora de la tarde en Melbourne (Florida) y una reunión a puerta cerrada con más de un centenar de líderes hispanos en Miami.

 

Ambos volvieron a la rutina sin que se despejara la pregunta más importante tras el encuentro: si les servirá a alguno de los dos para convencer a indecisos y ampliar sus apoyos en una carrera muy ajustada. Conviene tener en cuenta que ésta es una campaña inédita y que Trump ha roto todos los esquemas de la tradición política.