Nunca se había visto a tres mujeres en liza.

 

La lucha será en Tlaxcala.

 

Pudieron ser cuatro candidatas con la priista Guadalupe Sánchez, pero Mariano González Zarur hizo valer su amistad e influencias en los mandos políticos para impulsar a Marco Antonio Mena por el PRI.

 

Los resultados de junio medirán esa decisión.

 

Hoy importa centrar la información en tres mujeres contendientes, algo imprevisible todavía hace una semana.

 

Por el PRD va una candidata muy ligada a actividades sociales, dedicada de siempre a apoyar a niñas y familias vulnerables.

 

Lorena Cuéllar era priista, recuperó la capital Tlaxcala para su partido y en 2012 fue ninguneada por el propio González Zarur:

 

–Tú no vas a nada –le dijo cuando buscaba ser senadora.

 

Ahí comenzó a reconstruirse. Me dice:

 

–Yo no me hubiera ido del PRI. Me sentía priista, una priista muy leal. Pero cuando me cerraron todas las puertas, el PRD me invitó y empecé prácticamente de cero.

 

Agrega:

 

–El PRD no traía las tendencias y fue remontar y remontar. Hoy voy por la cosecha de cuanto he hecho, porque la gente me conoce. Me vio trabajar en la alcaldía de Tlaxcala en beneficio de la gente, sin guaruras, sin gastos superfluos, sin parafernalia.

 

–¿Y ahora? –le pregunto.

 

–Tengo a muchos priistas, panistas, petistas y hasta de Morena a mi lado. Será una especie de candidatura ciudadana y así gobernaré.

 

Adriana Dávila y la influencia del ex presidente

 

Poco se ha dicho, pero Felipe Calderón tuvo una gran victoria en Tlaxcala.

 

Pragmático, se alió con el dirigente Ricardo Anaya para obstruir la precandidatura presidencial de Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla, y así descarrilaron la alianza tlaxcalteca con el PRD.

 

De esa manera, quitaron a Agustín Basave la posibilidad de apuntalar a Cuéllar Cisneros con el frente PAN-PRD tanto en Tlaxcala como en Puebla.

 

Adriana Dávila era una mujer de manga ancha con el gobierno calderonista.

 

La suficiente para designar delegados federales, gestionar partidas, reorientar programas y hasta hacerle contrapeso al entonces gobernador panista Héctor Ortiz.

 

Con el apoyo del ex presidente fue candidata hace seis años, aunque perdió con Mariano González Zarur.

 

La semana pasada Calderón le demostró una vez más su lealtad cuando apareció por primera ocasión en la Comisión Permanente del PAN para apadrinar la postulación de Dávila.

 

Andaba festivo y Anaya no dudó en entregarle la plaza.

 

El boletín del PAN consagra la cesión:

 

“En un acto de sensibilidad, unidad y madurez política, José Alejandro Aguilar López y Adolfo Escobar Jardínez declinaron a favor de Adriana Dávila, quien el día de hoy encabeza todas las encuestas”.

 

Pero en ese estado, decíamos, se enfrentarán tres mujeres.

 

La tercera es otra ex priista: Martha Palafox, ahora apadrinada por Andrés Manuel López.

 

Las horas más difíciles de Duarte de Ochoa

 

1.- En las próximas horas la atención política estará centrada en Veracruz y la suerte del aún gobernador Javier Duarte de Ochoa.

 

Tiene rechazo popular y muchos frentes abiertos:

 

De un lado causa molestia al poder central, al grado de analizar su remoción, como aquí adelantamos la semana anterior, y para lo cual será citado.

 

Adicionalmente están los crecientes reclamos del PAN y la Auditoría Superior de la Federación para aclarar los miles de millones de partidas federales desviados.

 

Y por si fuera poco, el candidato priista Héctor Yunes no tiene alternativa si quiere ganar: desde ahora debe comprometerse a procesar a Duarte de Ochoa y a quienes se supone han saquedo Veracruz.

 

Y 2.- el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Emilio Gamboa, tiene una propuesta interesante: incorporar a ese órgano legislativo a la vigilancia del gasto público.

 

Debe garantizarse, explicó, destinar el recorte a gasto corriente sin menoscabo de programas sociales, de seguridad y de grandes proyectos detonadores de empleo e inversión.