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El mundo del jazz está lleno de músicos extraordinarios, peculiares y extravagantes; sin embargo, la personalidad de Sun Ra nunca dejó de sorprender a sus semejantes. Hombre de múltiples talentos, incursionó también en la poesía, la gráfica y el performance, anticipando muchos movimientos contraculturales con sus retorcidas ideas, mismas que solía llevar a la práctica con la tenacidad de quien ha experimentado una epifanía. Su historia tiene la consistencia de los mitos: por momentos es contradictoria e imprecisa, ¿pero no son justo esas características las que permiten que estos se actualicen y mantengan su vigencia?

 

Nacido en 1914 en Birmingham, Alabama, como Herman Poole Blount, vivió como un terrícola más hasta 1937, año en que —según comenzó a afirmar hacia 1950— fue «teletransportado» hasta Saturno mientras se encontraba en medio de una profunda meditación. En ese planeta unos seres tuvieron a bien informarle de su naturaleza cósmica angelical, asignándole además la tarea de salvar a la humanidad de su autodestrucción, mediante la música. Así, décadas antes de que a David Bowie se le ocurriera encarnar a Ziggy Stardust, ese extraterrestre andrógino y bisexual con una misión idéntica, los saturninos ya le habían encargado el mundo a quien posteriormente conoceríamos como Sun Ra: el jazzista que llegó del espacio.

 

Por supuesto, antes de eso, Herman Poole Blount ya había obtenido sólidos conocimientos musicales, tanto en su natal Alabama como en Chicago, donde llegó a trabajar como arreglista para la big band de Fletcher Henderson. Fue en esa época cuando su trabajo empezó a absorber la técnica y el estilo de pianistas como Duke Ellington y Count Basie, lo que sería un buen punto de partida para los sucesivos «desórdenes» que introduciría en el instrumento, de manera paralela a Thelonius Monk y antes de que surgiera por ejemplo, un Cecil Taylor.

 

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