Juan Ángel Espinosa

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En América Latina y el Caribe hay 42.5 millones de personas desnutridas, con lo que el hambre va en aumento, al mismo tiempo que sigue creciendo el sobrepeso y la obesidad.

 

Así lo revela el más reciente reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

 

Después de varios años de progresivas mejoras, el número de personas que padecen hambre se incrementó en 2.5 millones, en 2016, lo que representa un aumento de 6%, respecto del año anterior, de acuerdo al informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2017.

 

Si bien los niveles de hambre siguen siendo bajos en la región en comparación con el resto del mundo, hay señales de que la situación se está deteriorando, especialmente en Sudamérica, donde el hambre creció de 5%, en 2015, a 5.6%, en 2016.

 

Sin embargo, la peor situación la presenta Haití, donde casi 47% de la población, es decir, cinco millones de personas, sufre hambre.

 

Paralelamente, el sobrepeso y la obesidad constituyen una gran amenaza en América Latina y el Caribe y un problema de salud pública en todos los países de la región; 24 naciones presentan una proporción de personas obesas en valores cercanos o superiores a 20% de la población.

 

Además, todos los países han incrementado sus tasas de obesidad en adultos entre 1980 y 2014, siendo un fenómeno más extendido en mujeres.

 

“Vamos por mal camino. La región ha dado un paso atrás importante en una lucha que venía ganando. No podemos tolerar los niveles actuales de hambre y la obesidad, ya que paralizarán a toda una generación de latinoamericanos y caribeños”, señaló el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, al presentar el informe.

 

Las causas de la obesidad en la región son múltiples, y entre ellas se encuentra el cambio en los patrones alimentarios, con un aumento de la disponibilidad de productos ultraprocesados (con altos contenidos de azúcar, grasa y sal) y una disminución de las preparaciones culinarias tradicionales. Sumado a estilos de vida más sedentarios y jornadas laborales extensas.

 

 

 

*edición impresa 24 Horas

 

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