NUEVA YORK. Entre las citas semestrales de febrero y septiembre, siempre copadas por los diseños femeninos, la Semana de la Moda de Nueva York abre este julio su primera edición dedicada exclusivamente a la ropa para hombre, a la que acudirán firmas como Ralph Lauren y Calvin Klein o la gran sorpresa: Balmain.

 

Del 13 al 17 de julio, el evento será una “semana corta” de cinco días (frente a la “semana larga” de ocho que define las ediciones regulares) y tiene un objetivo claramente comercial, pues el sector masculino siempre quedaba desdibujado de cara al inversor durante las temporadas de otoño y primavera.

 

“Da a los diseñadores una plataforma de negocio en la que mostrar su trabajo durante las fechas de su propio mercado y es una oportunidad para demostrar el talento colectivo de un segmento muy importante de nuestra industria”, asegura el Consejo de Diseñadores de Estados Unidos (CFDA en sus siglas en inglés), que organiza el evento.

 

Esta semana está colocada después de la feria Pitti Uomo de Florencia (Italia) o la más regia de todas, la pasarela de París, y Nueva York se lanza al ruedo veraniego en un momento en el que, según el CFDA, “la ropa para hombre estadounidense nunca ha sido más fuerte y más creativa que ahora”.

 

Los próximos días se verá si esta afirmación se corresponde con la realidad de las pasarelas de una ciudad que vive una crisis de identidad textil tras la desaparición de algunas de sus grandes figuras (Oscar de la Renta por defunción Donna Karan por renuncia) y el perfil algo ruidoso de sus nuevas estrellas, como Alexander Wang, algo obsesionadas con los famosos de nuevo cuño.

 

La sede de esta Semana de la Moda para hombres será, además, en el bajo Manhattan, en un edificio industrial en la calle Washington, y supondrá un adelanto de lo que será en septiembre, pues este mismo lugar será también una de las sedes tras las protestas de los vecinos del Lincoln Center, donde se celebraba hasta ahora.

 

Incógnitas

 

Las preguntas son muchas: ¿Cómo serán las primeras filas en los desfiles? ¿Qué celebridades masculinas acudirán? ¿Dejará tanto dinero como su homóloga femenina?

 

La experiencia internacional es que las semanas de la moda masculinas son menos atractivas para los famosos, pero no hay que olvidar que deportistas y raperos son algunos de los más aficionados a la moda y en Nueva York sobran. Y la moda femenina, aunque nunca se acaba, no es un mercado con potencial de crecimiento como el masculino.

 

En cuestión de programación, algunas marcas repiten, entre ellas Polo de Ralph Lauren (aunque no Ralph Lauren en sí), Calvin Klein Collection y Tommy Hilfiger, buques insignia de la moda estadounidense en tres diferentes estilos: el clásico, el minimalista y el “preppy”.

 

Sin embargo, el gran reclamo para esta variante de la Semana de la Moda es la novedad de la lujosa marca centenaria parisina Balmain, antigua casa, precisamente, de Oscar de la Renta.

 

Ahora llega con el niño prodigio Olivier Rousteing como director creativo, y traerá un eco lejano -y distorsionado- de Alta Costura a una ciudad que, en cuestión de moda, se acompleja frente a Europa.

 

Siempre tildada de pragmática, urbana y con una tendencia impúdica a convertir sus pasarelas en escaparates vivientes, Nueva York ha decidido esta vez importar el prestigio, aunque luego la colección de Michael Kors, también presente, será sin duda la que se traduzca en más millones de dólares.

 

Los latinos

 

La participación latina está protagonizada por los diseñadores GarciaVelez y Ricardo Seco, con raíces mexicanas, Carlos Campos, nacido en Honduras, y el peruano Sergio Dávila, pero el pabellón queda algo deslucido porque la aristocracia latina de Nueva York (especialmente Carolina Herrera y Narciso Rodríguez) no diseña ropa masculina.

 

Y otras marcas destacadas serán, de la facción más rabiosamente actual, Rag & Bone, a la más clásica, Perry Ellis, y la fusión de Richard Chai, así cómo la línea premium de H&M, Coach y Theory.