Si el crecimiento en el número de automóviles registrados en circulación fuera una señal fehaciente de una clase media en ascenso, entonces tendríamos que decir que, efectivamente, el poder adquisitivo de los mexicanos va para arriba… sin ninguna duda.

Y es que en las últimas tres décadas el número de automóviles registrados en el país se multiplicó por seis: Pasó de 3.95 millones en 1980 a 24.6 millones en mayo pasado. Mientras que la población apenas creció 1.8 veces durante este tiempo.

Es decir, mientras que en 1980 había 16.9 habitantes por cada automóvil registrado, hoy en día esta relación es de sólo 4.8 habitantes por automóvil registrado en México.

De hecho, en una medida más amplia -que incluye todo tipo de vehículos motorizados excepto motocicletas- el Banco Mundial coloca a México como el tercer país en América Latina y el Caribe con mayor proporción de vehículos motorizados por cada mil habitantes (278) sólo por debajo de Puerto Rico (661) y Argentina (315); aunque claro, muy por debajo de la mayoría de los países europeos.

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Así que todas estas cifras nos dicen que el parque vehicular del país no únicamente es grande por su número, sino que se ha incrementado de manera importante en los últimos años. Entre 2010 y 2014 creció en más de tres millones 800 mil el número de automóviles registrados en el país, un crecimiento de 18.5% para los últimos cuatro años.

Ahora que si se quieren cifras más cercanas aún, en los últimos 12 meses -mayo de 2013 a mayo de 2014- el número de automóviles registrados creció en casi 690 mil adicionales; esto es, 2.9%.

Entonces no hay duda sobre el importante crecimiento vehicular en el país que se manifiesta en los ya graves problemas de infraestructura vial, no sólo en las megaciudades del país, como las áreas metropolitanas de México, Guadalajara, Monterrey o Tijuana; sino también en las ciudades medias y hasta en algunos poblados que lucen congestionados por la afluencia vehicular.

¿Es este un signo de una clase media en ascenso? Depende de cómo se mide a lo que se denomina “clase media”, pero no hay duda de que en la medida en que una mayor proporción de la población tiene acceso a la compra de un vehículo -nuevo, usado del país o usado de importación- revela un nivel de bienestar mayor y una capacidad de compra adicional.

Ahora la pujante industria automotriz establecida en México, que invertirá 10 mil millones de dólares hacia 2020, incrementará fuertemente la producción hacia los próximos años. Se espera que el país produzca más de cuatro millones de vehículos en seis años y uno de cada cuatro producidos en Norteamérica provendrán de fábricas establecidas en México.

Ello haría pensar en un mayor dinamismo del mercado interno y en un crecimiento y renovación importante del parque vehicular. Sin embargo, esto depende de que efectivamente el poder adquisitivo de los mexicanos crezca al ritmo de la productividad esperada en la manufactura y en la poderosa industria automotriz.

Esa sí que sería una señal fehaciente de una clase media en franco ascenso.