Después de la aventura de Fernando Alonso en las pistas americanas la serie Indycar cobrado una relevancia especial en el mundo del automovilismo. Probablemente estar fuera de ese ‘rebufo’ sería un error.

 
Los muchos años que nuestro automovilismo estuvo involucrado con la principal categoría de monoplazas en Norteamérica no se han olvidado, y podría conjugarse nuevamente el interés que siempre ha existido de los norteamericanos por poner una bandera en territorio mexicano.

 
Concretamente Esteban Gutierrez ha hablado de que su actual posición como piloto sustituto de Sebastien Bourdais, le ayudaría a empujar para que indicar pudiera recuperar una fecha en México. Y es cierto.

 
La gran pregunta es ¿Donde? Por qué por el momento el autódromo hermanos Rodríguez se encuentra en uno de sus mejores momentos de utilización histórica, gracias a la Fórmula E, el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC), así como la Fórmula 1.

 
En épocas anteriores era imposible que una serie diferente de la F1 ocupará una pista de la máxima categoría gracias al manejo implacable de Bernie Ecclestone. Pero ahora todo es distinto, los nuevos dueños, que son norteamericanos, y que han entendido que tender puentes, es más redituable a la larga que simplemente cobrar por derechos comerciales, podrían conseguir una negociación muy interesante.
Pero si hablamos de alternativas, no es la única. Se ve posible también el autódromo Miguel E. Abed de Puebla, que cuenta con un óvalo certificado por las categorías norteamericanas.

 
Y es más, hoy existen pistas que, con una inversión adecuada, podrían quedar sin ningún problema incluidas en un calendario internacional léase: Chihuahua, Aguascalientes y Chiapas.

 
La herencia de los años de Adrián Fernández en la serie CART y Champcar, así como el paso de las series de NASCAR en nuestro país han dejado una cultura y una serie de posibilidades interesantes para las categorías de los Estados Unidos.

 
De modo que la presencia de Esteban Gutierrez podría reavivar este contacto y tendríamos que saber, exactamente, qué es lo que necesitan los promotores norteamericanos para impulsar el interés de posibles patrocinadores.
No se trata solamente de meter una categoría en un gran circuito, y ver qué pasa, sino darle al clavo con mucha precisión y definir si es pista permanente, o un óvalo, o alguna pista callejera que también pudiera resultar interesante.

 
La Indycar, hace años, corrió en una carrera de exhibición con autos anteriores en un circuito en Chipinque, en Monterrey, y por supuesto no podemos olvidar que se hizo una gran pista semipermanente en el Parque Fundidora.
Tenemos un piloto que está obligado a dar resultados para consolidarse en el automovilismo norteamericano y, como hemos visto, numerosas posibilidades para atraer a esta categoría, que está bien cimentada en el gusto de los aficionados mexicanos. Sólo falta saber qué quieren ellos.