La fuerza de las imágenes es conocida. Niños desnudos y aterrados en la guerra de Vietnam, soldados que lloran la muerte de sus camaradas en Irak son ejemplos de fotos que generaron profundas reacciones sociales. Aquí, durante siete años, la televisión ha repetido un montaje en el que se presenta la aparente detención en vivo de una banda de secuestradores con policías, supuestos secuestradores y secuestrados.

 

La imagen de la historia es poderosísima y genera una profunda reacción en el espectador. Sin embargo, la escenificación es ilegal y es su impacto lo que el ministro Zaldívar llamó el “efecto corruptor” del montaje: los que ven la escena juzgan a Cassez como secuestradora, aún sin pruebas. Pero la justicia no se sostiene en la opinión pública y menos cuando está públicamente manipulada.

 

La imagen despierta emociones y potencia el dolor de las víctimas de este terrible crimen. La repetición mediática, enciende en la sociedad un deseo de castigo y venganza más que de justicia.

 

La liberación de Cassez causa frustración y agudiza el sentido de impunidad. Televisa y la AFI vendieron una mentira que jamás probaron: el expediente es contradictorio y carece de pruebas periciales. Los policías hablaban de pruebas irrefutables, pero nunca las presentaron, sin embargo, no dudaron en pisar los derechos de los actores para lograr rating y propaganda.

 

Televisa aceptó que era un montaje, aunque retransmiten las imágenes porque conocen su efecto emocional. Gritan la culpabilidad de Cassez y cuestionan a la SCJN para ocultar su responsabilidad. Saben que su montaje jugó un rol fundamental en el resultado: el montaje explica que 80% de la población crea que Cassez es culpable, y, por el “efecto corruptor” la SCJN otorgó la libertad con un amparo liso y llano.

 

La Corte no se pronunció sobre la culpabilidad o inocencia de la francesa. En primera por la gravedad de las faltas al debido proceso pero, sobre todo, (según los ministros Zaldívar y Gutiérrez) porque el “efecto corruptor” causado por el montaje impide conocer la verdad histórica. La autoridad falló y la televisión le ayudó.

 

El caso Cassez es lastimoso, ofensivo, inaceptable. Es la máxima representación del abuso a las víctimas.

 

La AFI y Televisa hicieron actuar ante las cámaras a las víctimas cuando se encontraban en la mayor fragilidad emocional de su vida. Abusaron de su vulnerabilidad. De hecho, el impacto de las imágenes facilitó la inducción de cambios en los testimonios cuando el montaje fue descubierto (como consta en el expediente).

 

No conformes con los abusos de su show, la televisión repite las imágenes del montaje, y enardece el dolor de los mexicanos. Se niegan a asumir un periodismo responsable, sostienen su mentira al aire y promueven el linchamiento contra la Corte cuando son co responsables del fallo del 23 de enero.