En medio del escándalo de MVS, cuando Joaquín Vargas necesita más apoyo, los jóvenes del #yosoy132 abandonan su exigencia hacia los medios para radicalizar su postura anti PRI. La discusión en torno a la banda 2.5 Ghz es técnicamente compleja, pero, por el tiempo y forma en que se realiza su recuperación, la operación no es creíble. Es inaceptable. Vargas hace públicas las burdas amenazas de diversos funcionarios y el sesgo a favor de las televisoras. Mientras, los jóvenes se desvían de su agenda fundamental para cuestionar al candidato ganador de la elección presidencial.

 

Hace unos meses, estudiantes de universidades públicas y privadas alzaron la voz en busca de transparencia y equidad en los medios. La demanda fue clave para el proceso electoral hasta que confundieron la lucha estructural con una coyuntural. No es lo mismo Televisa que Peña Nieto, por más que una haya apoyado al otro. No es lo mismo la concentración e impunidad de los medios que una elección.

 

La elección de este año tiene serias deficiencias. Hay gastos excesivos aparentes pero nadie los ha podido comprobar. Fue abrumadora la presencia del tricolor pero nadie lo ha contabilizado en pesos y centavos. El PRI argumenta eficiencia, sus detractores cambian la acusación cada vez que les desechan las vulnerables pruebas que presentan. El trabajo de los acusadores ha sido pobre, indigno de un partido que lleva 24 años rozando la presidencia. Gritan sin resolver y arroyaron en su desmán a lo único auténtico de la elección.

 

Los jóvenes cayeron en el perverso juego de la coyuntura. Quieren impugnar el fallo del tribunal desde las calles, como si sus gritos valieran más que los 3,329,785 votos que dieron el triunfo a Peña. Defienden la democracia pero niegan que son demasiados votos para ser ignorados o para pensar que fueron producto del engaño. Para los que creemos en la sabiduría ciudadana, es impensable no reconocer la voz de los votantes, a pesar de las irregularidades percibidas (que no demostradas).

 

El papel del IFE ha sido lento, ambiguo, taciturno. Presumen su jornada electoral blanca cuando esta sólo representa el cumplimiento mínimo de su responsabilidad. Su tibieza abrió los espacios a la duda, enrareció el ambiente y potencia la voz de los detractores.

 

Que Calderón piense que los mexicanos no entendimos su mensaje por un problema de comunicación es ridículo. Que AMLO piense que pueden comprar nuestros votos con un par de cabras, es ofensivo. Pero, que cuando más se les necesita, los jóvenes abandonen la agenda de apertura de medios para sumarse a una lucha individual y carente de argumentos duele. Sacrifican su espontaneidad, su identidad y su causa por la de un líder. Se comportan como la típica movilización servil. Olvidaron que el problema está en otra parte.

 

El enemigo es más grande que el PRI y ellos, extraviaron su lucha. Por primera vez en años, un empresario confronta directamente al gobierno por sus malas prácticas. ¡El rescate de la banda 2.5 GHz huele a un chiquihuitazo mientras los jóvenes defensores de la democratización de los medios pugnan por anular una elección en la que el ganador triunfa por 6.62% de los votos!

 

La sociedad, los jóvenes, las redes rescataron a Aristegui en su momento, ¿Por qué nadie promueve apoyos para MVS? El movimiento #yosoy132 extravió su camino. En vez de defender su causa original cuando más grave es la situación, impugnan la elección. Demuestran frivolidad con su causa y desdén por lo que supuestamente representan: la voluntad ciudadana.

 

@cullenaa | Fb: La caja de espejos