Una tonelada de especulaciones girarán en torno al “gobierno fallido’’ soltado por Javier Duarte de Ochoa, el ex gobernador de Veracruz, durante la audiencia en la que aceptó ser extraditado a México.

 

 

 

Presumido en su momento por el entonces Presidente electo, Enrique Peña, Duarte se jactaba de la cercanía que decía mantener con el primer mandatario.

 

 

 

Cuando las acusaciones en su contra escalaban, el ex gobernador decía a quien quería escucharlo que Peña “había jugado golf con él’’ tal o cual fin de semana.

 

 

 

Que se veían lo mismo en Veracruz que en Punta Mita o en su casa de descanso en Ixtapan de la Sal.

 

 

 

Duarte se esforzaba en cada evento presidencial, en aparecer lo más cerca de Peña; la foto de ambos riendo, abrazados en un evento, se ha utilizado millones de veces para remarcar esa cercanía, cierta o falsa.

 

 

 

Ahora que está a punto de enfrentar la ley en México, Duarte soltó ese “gobierno fallido’’ a manera de reproche, dolido por lo que seguramente considera una traición.

 

 

 

Lo que no ha quedado claro es si Duarte se dirigió con esas palabras al gobierno de Miguel Ángel Yunes, su sucesor, en virtud de que la audiencia de ayer se realizó precisamente para encarar el juicio de extradición promovido por la Fiscalía veracruzana a través de la PGR.

 

 

 

Porque aún deberá enfrentar otra audiencia, el 4 de julio próximo, en la que tendrá que decidir si acepta o no la extradición solicitada por el Gobierno federal.

 

 

 

La pregunta es si de verdad tenía tal cercanía con Peña, a tal grado que le fue permitida la salida de su familia a Inglaterra, o si la frase de “gobierno fallido’’ fue un amago para lograr un trato preferencial.

 

 

Duarte pone a la justicia mexicana y a sus impartidores en el ojo crítico de la sociedad: ¿justicia y gracia para los amigos o sólo justicia a ciegas?

 

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El líder del partido Nueva Alianza, Luis Castro Obregón, recibió la carta-invitación que le hizo la presidenta del PRD, Alejandra Barrales, para sumarse a la construcción del llamado frente amplio opositor.

 

 

 

Castro aseguró que la decisión será tomada por la Comisión Política Permanente de Nueva Alianza, que tendrá que definir si los fines de dicho frente coinciden con los estatutos y el programa de acción del partido.

 

 

 

Aunque se dijo partidario del diálogo, Castro reiteró que son los órganos de dirección, tal como ocurrió con el PRD y el PAN, los que deberán decidir el camino de las alianzas.

 

 

 

La Comisión Política Permanente de AN sesionará en julio próximo.

 

 

 

Se prevé que se debata no sólo la invitación de Barrales, sino la pertinencia de mantener la alianza con el PRI y otros partidos, tal como ocurrió en el Estado de México.

 

 

Es muy pronto para hablar del tema; no hemos iniciado conversaciones formales con nadie a la espera de la reunión de julio, que marcará el banderazo para el proceso electoral interno; en noviembre deberemos tener nuestro Consejo Nacional, y ahí se decidirá la política de alianzas, si es que las hay’’, afirmó.