BERLÍN. El teólogo disidente suizo Hans Küng no tiene esperanzas de que en el próximo cónclave salga elegido un papa reformista para suceder a Benedicto XVI, que anunció el lunes que renunciará al pontificado el 28 de febrero.

 

Así lo afirmó ayer Küng en declaraciones a la emisora pública Radio del Suroeste Alemán (SWR), en las que argumentó que Benedicto ha nombrado muchos cardenales conservadores que tendrán un peso determinante en el cónclave.

 

“Los conservadores tendrán cuidado de no elegir un papa que se convierta en una especie de Gorbachov católico”, dijo el teólogo suizo.

 

Küng incluso no descarta que Benedicto XVI influya directamente en la elección de su sucesor, aunque agregó que esperaba que no lo hiciera.

 

“El conoce personalmente a todos los cardenales, tiene contactos, tiene todas las posibilidades para influir en la elección. Espero que no lo haga”, señaló Küng.

 

Asimismo comentó que, aunque hay reformas que en principio son ineludibles, es de temer que los conservadores sigan oponiéndose a ellas y sostuvo que con los dos últimos pontificados ha habido incluso un retroceso respecto al ecumenismo.

 

“En el Concilio Vaticano II sentamos las bases para un concepto más amplio de iglesia y un diálogo con las otras religiones. Pero en los últimos ocho años hemos tenido un papa que ni siquiera estuvo dispuesto a reconocer a las iglesias protestantes”, agregó.

 

Küng fue compañero de Josef Ratzinger en la Facultad de Teología de Tubinga, en la que ambos fueron profesores, y los dos estuvieron como asesores en el Concilio Vaticano II y al comienzo de su carrera pertenecieron a un grupo de teólogos católicos alemanes liberales y aperturistas.

 

No obstante, con el paso de los años Ratzinger dio un viraje hacia la ortodoxia conservadora, mientras que Küng se hizo cada vez más liberal llegando a perder incluso la licencia para enseñar teología católica tras cuestionar el dogma de la infalibilidad papal.

 

En los últimos años, Küng se ha dedicado ante todo a fomentar el diálogo entre las religiones en busca de la definición de un marco ético común.

 

Destrucción del Anillo del Pescador

 

CIUDAD DEL VATICANO. El portavoz de El Vaticano, Federico Lombardi, confirmó ayer que el papa lleva marcapasos y que el “Anillo del Pescador” será destruido tras abandonar el papado.

 

El anillo se destruye cuando muere el Pontífice, pero en esta ocasión, señaló Lombardi, la situación es diferente, “inédita”, ya que el Papa sigue vivo, por lo que expertos vaticanos están estudiando la normativa.

 

Hasta ahora, tras la muerte de un papa, el cardenal camarlengo, que gestiona la Iglesia durante el interregno entre un Pontífice y el sucesor, es el encargado de verificar la muerte y de retirarle del dedo el “Anillo del Pescador”, la señal de que el reinado ha concluido.

 

El anillo es inmediatamente machacado para evitar cualquier eventual falsificación de documentos pontificios.

 

Ayer, Lombardi reiteró también que Ratzinger “no tiene enfermedades específicas”, pero confirmó que desde hace tiempo lleva un marcapasos y que recientemente fue sometido a una ligera intervención para cambiar las pilas del mismo.

 

El portavoz precisó que el Papa mantiene su agenda, que incluye una audiencia con el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, el sábado 16 de febrero, y otra con el presidente de Rumanía.

 

Benedicto XVI se retirará en ejercicios espirituales, hasta el sábado 23, como tenía previsto, y el 27 de febrero celebrará la que será la última audiencia pública del Pontificado. Lombardi dijo que se celebrará en la plaza de San Pedro para permitir que los fieles que lo deseen puedan asistir a la misma y despedir al Papa.