En estos tiempos que vivimos se encumbra por todos lados la llamada Dictadura del Relativismo, que no reconoce nada como definitivo y que deja sólo como medida última al propio yo y sus apetencias.

 

El relativismo es una actitud que está de moda y que la disfrazan como tolerancia, y esa misma actitud le está haciendo tremendo daño a la sociedad al grado de descomponerla en nivel alarmante.

 

La violencia que vivimos en nuestro país no es otra cosa mas que el resultado de décadas de relativismo puesto en práctica al saber la propia sociedad que la corrupción permitía el narcotráfico pero mientras fuera destinada la droga para Estados Unidos era relativo el daño que nos hacía, ahora veamos las consecuencias.

 

Las apologías a la violencia en canciones, ahora en series de televisión y ya en el cine que relativamente no afectan ya son un vehículo de difusión de modos de vida equivocados.

 

Todos los que observan como relativos los efectos del aborto no se dan cuenta que contribuyen a la destrucción de miles de vidas en nuestro país, tan valiosas como las que se pierden en la guerra contra el crimen organizado, pero relativamente no me afecta, el relativismo observado para entender lo que significa una familia es hoy confundido con relaciones muy distintas a las que desde que el mundo es mundo se formaron para preservar la especie.

 

Nuestros gobernantes han sido deshonestos pero a mí me va bien, así es que mientras no me afecte, que se lleven lo que quieran, esos mismos políticos son de un partido y luego los vemos en otro totalmente apartado a la filosofía del anterior pero relativamente piensan  “a mi qué más me da”.

 

Otro ejemplo de relativismo, el más significativo y preocupante porque se desarrolla en el interior de la persona es el de las propias creencias, al ver cómo una moda anglosajona relativamente inofensiva  llamada Halloween permea nuestra propia fe cristiana, una tradición en donde se celebra el mal  y a sus huestes y que se lleva hasta las propias casas, escuelas, negocios de familias declaradas católicas y que representan según el último censo más del 85% de nuestra población.

 

Son esas mismas personas que no adornan sus casas con motivos de sus supuestas creencias cristianas en ninguna fecha pero si lo hacen para poner a un demonio o a un vampiro, bruja, etc, para disfrazarse, para ver películas, para hacer fiestas, para supuestamente de una manera relativa divertirse contraponiéndose tajantemente a lo que supuestamente creen, es decir son relativamente católicas porque dicen creer en algo pero de manera relativa y si así lo son con lo que supuestamente creen imagínense con lo que no creen ya sea como ciudadanos, esposos, esposas, novios, novias, empleados, profesionistas, etc.

 

¿Somos o no somos? ¿creemos o no creemos? ¿aceptamos o no aceptamos? Si no es así, sólo imagine este ejercicio desarrollado en masa, trasladado a un país y luego no se moleste cuando observa cómo están nuestras instituciones, nuestros representantes, nuestros empresarios, nuestros líderes, no se moleste porque le dirán seguramente que son o están “relativamente correctos”.

 

La tolerancia es convivir con el que no es como uno, o no piensa como uno, tratar de entenderlo y que nos entienda, la relatividad una vez más se define como el no reconocer nada como definitivo y dejar sólo como medida última al propio yo y nuestras apetencias.

 

@EstebanArce_