El hasta hoy titular de la Comisión Nacional del Deporte, Alfredo Castillo Cervantes, obtuvo en Brasil lo que ningún competidor mexicano ha podido conseguir en toda la historia de los Juegos Olímpicos: Tres medallas de oro. Una por ineptitud, otra por sinvergüenza y la última por cínico.

 

Hay que reconocer sin embargo, que de ineptitud ya nos había dado varias muestras en los cargos que ha desempeñado como funcionario público. Basta revisar su historial para comprobarlo: Como asesor de Rafael Macedo de la Concha (Procurador General de la República), y subprocurador de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo, Castillo fue un fracaso, que repitió cuando lo designaron Director de Planeación Estratégica de la Agencia Federal de Investigación; director de Concertación, Modernización y Profesionalización, además de director de Servicios de Seguridad Privada en la Secretaría de Seguridad Pública; subprocurador Regional de Cuautitlán Izcalli; Procurador de Justicia del Estado de México; subprocurador de Control Regional y titular de la Procuraduría Federal del Consumidor.

 

Pero en donde “se lució” el señor Castillo, fue en la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, que ocupó de 2014 a 2015, en donde empezó dando “palos de ciego” en su lucha-combate-cruzada contra la delincuencia organizada. De los “palos de ciego”, Castillo pasó al “ya me hice bolas” con la “estrategia” que encabezó para exterminar al crimen organizado y devolver la seguridad a Michoacán, que fue desorganizada y fallida.

 

En 2015,  después de la renuncia, remoción, despido… del comisionado Castillo, sugerimos en este espacio que lo mejor para la salud de la República, sería que el gobierno no le entregara un premio en forma de otro puesto público, sino que le diera una beca para estudiar, por ejemplo, la lengua swahili en Tanzania. ¡Sería más barato y menos dañino! Agregamos.

 

Pero no nos hicieron caso, y lo premiaron con la Comisión Nacional del Deporte, en donde al igual que en los otros cargos empezó con la “pata izquierda”; agarró pleito con varias federaciones deportivas, a quienes culpó de los malos resultados de los deportistas que participan en tan importante evento.

 

Durante su estancia en los Juegos Olímpicos ha mostrado más interés en su novia que en el marcador en ceros del medallero de México, sobre el cual ha pedido no hacer “un tema catastrófico”. El ex comisionado para el Desarrollo Integral de Michoacán ha defendido la presencia de su acompañante (quien está acreditada como parte de la delegación oficial y a quien se le vio portando el mismo vestido Hugo Boss que las deportistas mexicanas durante la ceremonia de inauguración), argumentando que el gasto de sus viáticos fue absorbido por ella misma; que son “una pareja que viene a representar a México”, que han utilizado “uniformes que no les habían quedado a los atletas”, y que “todas las personas que están en Río también llevan acompañantes, llámese esposa, novia, familia…”. Para rematar, afirmó que el que  bese o abrace a alguien no afecta el desempeño de los olimpistas. Y sentenció: “Soy Alfredo Castillo y no le debo nada a nadie”. ¡Medallas de oro a las sinvergüenzas y al cinismo!

 

Agenda previa

 

En la  segunda semana de septiembre próximo arrancarán  formalmente los trabajos de Scholas Ocurrentes, la fundación que impulsa el Papa Francisco, con un encuentro de integración de jóvenes y compromiso ciudadano, auspiciado por el Consejo de Asesores de la fundación en México, que encabeza Héctor Sulaimán Saldívar.