En los años sesenta del siglo XX tuvo efímera existencia el “Dueto Miseria”, formado por el trovador Pepe Jara y el intérprete ranchero Gilberto Valenzuela. Ambos reconocían, divertidos, que su nombre artístico correspondía a su condición de pobreza extrema de entonces.

 

Hoy, 50 años después, la picaresca política nacional nos da la oportunidad de presenciar el nacimiento del “Trío Derrota”: Ese grupito de panistas perdedores habituales comienza a rodear al poblano Rafael Moreno Valle Rosas, un político que quiere ser ganador y que ha arrancado su carrera hacia la candidatura presidencial del PAN en 2018.

 

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El actual gobernador de Puebla -nieto del también gobernador, el doctor y general Rafael Moreno Valle, destituido del cargo en 1972, a la mitad de su mandato- es un típico “chapulín” político, palabra que no descalifica, sino que define su cambiante trayectoria. Su carrera se inició como miembro del PRI, que lo hizo dos veces diputado -local y federal-, y continuó como miembro del PAN que lo convirtió en senador y luego lo llevó al Poder Ejecutivo del estado, en una insólita alianza electoral con el PRD, Convergencia -hoy Movimiento Ciudadano- y Nueva Alianza.

 

El gobernador poblano, que cumplió su cuarto año de gestión estatal, aspira a la candidatura presidencial 2018 del PAN, para lo cual tendría que pasar sobre el cadáver del dirigente nacional de ese partido, Gustavo Madero Muñoz. Algunos panistas ex calderonistas y antimaderistas suponen que subiéndose al tren futurista del gobernador poblano y transformándose en “morenovallistas” aportarán activos políticos al proyecto presidencial de su nuevo líder.

 

Sin embargo, la dura realidad muestra que la única aportación que podrán hacer los tres más visibles integrantes del “morenovallismo” serán sus muchos pasivos políticos.

 

El “Trío Derrota” está formado por irredentos aunque ambiciosos perdedores: Maximiliano Cortázar Lara, perdedor como inepto comunicador social del presidente Felipe Calderón Hinojosa; Ernesto Cordero Arroyo, perdedor en su fantasía de ser candidato presidencial en 2012, y Javier Lozano Alarcón, perdedor como suspirante frustrado a la misma candidatura presidencial que también perdió su compañero de tándem Ernesto Cordero.

 

Si se acumulan más aliados como esos, Rafael Moreno Valle tendrá que ir despidiéndose de su objetivo.

 

AGENDA PREVIA

 

En su informe sobre las finanzas públicas y la deuda ídem a febrero del 2015, la secretaría de Hacienda destaca que en los dos primeros meses del año los ingresos presupuestarios del sector público fueron inferiores en 1.9% real, sin incluir los ingresos de la cobertura petrolera que se recibirán en diciembre si el precio de la mezcla mexicana promedia por abajo de 79 dólares por barril. (Pues como los quieren incluir si no saben cuánto van a recibir, ¿verdad?).

 

El déficit público a febrero fue de 150.7 mil millones de pesos. En el periodo enero-febrero, dicho déficit presenta un aumento de 105 mil millones de pesos con respecto al mismo periodo de 2014. El saldo de la deuda interna del sector público federal aumentó 63.7 mil millones de pesos y el de la deuda externa se incrementó en 7.0 mil millones de dólares, ambos con respecto a diciembre de 2014.

 

¿O sea que “ya nos cargó el payaso”?

 

Un lector se refiere a la Agenda Confidencial del lunes. Dice: Para mí resultó una especie de túnel del tiempo que me instaló en los años 60 y 70 del siglo XX, cuando los voceros oficiales y oficiosos de los gobiernos priistas veían por todas partes “fuerzas oscuras”, “intereses creados”, “manos ajenas”, “disolutos encapuchados”, “profetas del desastre”, “emisarios del pasado” y hasta “incendiarios sociales” El discurso que pronunció el “canacintro” Rodrigo Alpízar Vallejo para “defender” al indefendible gobierno de Enrique Peña Nieto no le pide nada a aquellos nauseabundos discursos que defendían a Gustavo Díaz Ordaz, a Luis Echeverría Álvarez o a José López Portillo, por ejemplo.