El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, tiene cara de mafioso. Sólo le falta el puro y el sombrero. Cada vez que habla, sienta una cátedra que parece que es irrefutable. Salvini va presumiendo de novias, parece que tiene tres, y de ellas sube fotos a Instagram.

Este señor representa al ala más dura de la lucha contra la inmigración. Sus frases extemporáneas y malsonantes en contra del fenómeno de la inmigración se hicieron famosas, igual que las burlas que hace sobre los presupuestos que la Unión Europea acaba de rechazar a Italia. Dice Salvini que le da igual, y de una manera socarrona, expone que también espera una carta de Papá Noel.

Y es aquí donde me detengo. Cada país miembro de la Unión Europea tiene que presentar los presupuestos del Estado correspondiente. Las naciones no pueden salirse de lo que estipula Bruselas para que los 27 tengan una economía parecida y uniforme.

El Fondo Monetario Internacional le ha reclamado a España que sus cuentas no concuerdan. Además, rebaja más el crecimiento de España y le insta al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a que suba el IVA y elimine las deducciones.

Sin embargo, el caso de Italia es más sangrante. El señor Salvini dice que su país no va a rectificar sus cuentas con respecto a lo que le pide la Unión Europea, y no le importan las represalias.

Y es aquí donde se rompe la esencia de los países de la Unión Europea. No puede ser que cada país vaya por su cuenta.

La idea preconcebida de un supra Estado, que engloba al resto de los Estados miembros, comienza a resquebrajarse. Tenemos una unión monetaria con el euro, una unión comercial, un espacio de seguridad –Espacio Schengen– que permite poder viajar, por ejemplo, de Madrid a Helsinki sin tener que parar en las diferentes fronteras. Teniendo todo eso, también existen varias rémoras que golpean a la Unión Europea. Una de ellas es la falta de acuerdos por parte de Italia en los presupuestos europeos.

Sin embargo hay más; la más importante es el Brexit, la salida de Gran Bretaña de Europa o los nacionalismos que recorren el Viejo Continente.

Creo que falta mucho, más de lo que pensamos para la creación de los Estados Unidos de Europa. Hay demasiados enemigos. En esta política de bloques, Estados Unidos, Rusia y China quieren golpear una y otra vez a la Unión Europea, su adversario más potente. Golpear a la Unión Europea es hacerla más débil, más vulnerable. Y eso es lo que quieren para su supremacía.

Hay demasiados fantasmas que quieren romper con la Unión Europea. Algunos de ellos son conocidos como Matteo Salvini.