Foto: Reuters El imputado podría ser condenado a pena de muerte, la máxima sentencia establecida por los delitos de los que se le acusa, o a cadena perpetua, pero aún habrá que esperar a que la fiscalía realice una petición de condena  

WASHINGTON.- La fiscalía de Estados Unidos registró ayer la acusación contra Robert Bowers, el presunto autor de la matanza de once personas el pasado sábado en una sinagoga en Pittsburgh (Pensilvania), al que se le imputaron formalmente 44 delitos, 15 más que en el documento inicial.

Roberts se enfrenta a estos 44 cargos por el asesinato a once personas dentro del templo judío, según el documento de acusación formal que fue registrado en un tribunal federal de Pensilvania, aunque en un primer momento el Departamento de Justicia informó de que el supuesto autor de los hechos solo afrontaría 29.

El imputado podría ser condenado a pena de muerte, la máxima sentencia establecida por los delitos de los que se le acusa, o a cadena perpetua, pero aún habrá que esperar a que la fiscalía realice una petición de condena.

A Bowers, de 46 años y residente en el estado de Pensilvania, se le imputan cargos contra la libertad religiosa, por ataque con arma de fuego contra civiles y agentes del orden y de asesinato.

El fiscal general, Jeff Sessions, se encargó de anunciar los cargos y censuró este tipo de hechos: “El odio y la violencia basados en la religión no pueden tener lugar en nuestra sociedad”, señaló, según un comunicado del Departamento de Justicia.

Mientras disparaba el pasado sábado de manera indiscriminada sobre los asistentes, Bowers gritó que había que “matar a todos los judíos”, unos mensajes antisemitas que han llevado a la Fiscalía a considerar el suceso como un crimen de odio.

Bowers accedió a la sinagoga de la Congregación del Árbol de la Vida armado con un rifle semiautomático AR-15 y tres pistolas Glock 57 y abrió fuego de manera indiscriminada sobre los parroquianos que en ese momento asistían a un bautizo.
Miembros de la comunidad judía rechazan que le sea aplicada la pena de muerte.

Barbara Weinstein, directora asociada del Centro de Acción Religiosa, dijo que el movimiento se oponía al uso de la pena de muerte por parte del estado.

“Es difícil encontrar palabras para captar el dolor que se siente en toda la comunidad judía, pero por más quebrantados que estén nuestros corazones, seguimos creyendo que no hay delitos en los que se justifique la muerte de una vida humana”, dijo al diario The Washington Post.

LEG