Foto: Cuartoscuro Las gradas del Autódromo Hermanos Rodríguez lucieron un lleno casi en su totalidad para disfrutar de las prácticas del Gran Circo  

Este sábado nos despertamos con un clima que era el extremo de lo que en los últimos días se había presentado en la capital del país. Durante la semana, un sol en su esplendor derretía las ganas de realizar actividades al aire libre, pues la inclemencia del astro rey era implacable.

 

Un cielo nublado y con una temperatura levemente gélida fue la postal de la Ciudad de México al despertar. En la zona de la Magdalena Mixhiuca se sentía un aire no estaba invitado, pero que se coló desde la noche anterior. Ahí, mientras el sol no hacía su aparición, la gente llegaba por cientos para disfrutar del fin de semana que los amantes del automovilismo esperan rodo el año, y otros que tienen un gusto por esta clase de eventos también.

 

En la parte exterior del autódromo recorría un mar de personas la fan zone para llevar el recuerdo, por cierto, nada asequible para ciudadano de a pie, pero se sabe que la Fórmula 1 está inmersa en un mundo al que sólo nos cuantos tienen un acceso fácil, mientras otros se pueden sumergir en ese mundo al menos un fin de semana.

 

Ya en las gradas del Foro Sol, el cemento se notaba menos con el pasar de los minutos. La afición mexicana poblaba el recinto multiusos y en la sesión de calificación ya lucía casi a tope de su capacidad.

 

Enfundados en los colores de la escudería predilecta como es una tradición, hombres mujeres y niños forman un mural multicolor que incluye a visitantes de otrs latitudes del planeta. El común denominador es la alegría que todos expresan sin importar si están rodeados de desconocidos.

 

Durante el paso de los bólidos, los gritos de apoyo no cesaron, la ola tampoco. Si algo caracteriza a la fanaticada mexicana es esa manifestación de felicidad detrás de la barda.

 

El rugido de los monoplazas enciende de nuevo los ánimos. Cada sector apoya más a los Mercedes, otro a Ferrari y otro a Red Bull. Raro es ver que algún otro apoye en masa a Sauber, Toro Rosso, Reanult e incluso McLaren, que en antaño era un todopoderoso.

 

La única máquina que une el grito de todos es la de Checo Pérez. La estela rosa de su auto es la que más se espera y la que más gritos y aplausos genera. Al final, no importa quien quedó en la pole, ya que se le apoyará igual. Con calor y cordialidad.

 

Por cierto, tanto calor generó ese apoyo por parte de la fanaticada mexicana, que el sol debió haber tenido un poco de envidia, pues apartó algunas nubes casi al terminar la calificación para hacer su aparición y mostrar que también él sabe calentar los grandes recintos.

 

fahl