Jamás quiso usar chaleco blindado.

-Eso no es para mí –repuso.

Pero ajeno a la decisión de Luis Donaldo Colosio, su jefe de ayudantes Germán Castillo sustrajo una chamarra holgada del candidato presidencial y mandó hacer algunas copias.

-Eran igualitas –me dijo el mayor y lo escuché con el compromiso de mantener el secreto.

Como no eran más pesadas, tomó notas con cuáles prendas se vestía con mayor frecuencia su jefe y repitió el ejercicio de hacer imitaciones hasta con la marca pegada.

-Colosio nunca se dio cuenta. Lástima porque las usaba muy poco. Acostumbrado al frío y al calor del desierto, prefería andar en camisa y con las mangas arremangadas –recuerda Castillo.

-¿Y qué pasó en Tijuana? –le pregunté después.

Los dos recordamos la historia:
Colosio descendió del jet luego de volar de La Paz a la ciudad fronteriza, donde lo esperaban miles de personas apenas contenidas por unas cuantas vallas dentro del aeropuerto.

Cientos de ellas desbordaron los controles por la alambrada hacia la carretera de acceso, lo rodearon y, a las prisas, Castillo le dio una chamarra blindada –blanca, si no recuerdo mal-, pero fue inútil.

De nada sirvió el blindaje: Mario Aburto le dio el primer disparo en el cerebro y la segunda en el vientre, cuando caía el cuerpo inerte.
-Ya estaba muerto. No era necesario el segundo balazo –dictaminó el doctor Castorena.

PROTECCIÓN FRÁGIL BAJO LA CAMISA

Del 23 de marzo de 1994 pasamos a 2018.
Andrés Manuel López Obrador no quiere la protección del Estado Mayor Presidencial (EMP), una fuerza obesa con más de seis mil elementos e infraestructura para todas las circunstancias.
Ha anunciado un cuerpo de apenas 20 personas desarmadas –10 hombres y 10 mujeres- al mando del empresario Daniel Asaf Manjarrez.
Son más desde ahora, pero no es el quid.

Hoy hablemos de la propuesta de empresarios especializados en blindaje de todo tipo y le han propuesto utilizar chaleco apenas perceptible.
Hay una dificultad: a diferencia de la osadía de Germán Castillo con Luis Donaldo Colosio, un chaleco necesita ser a la medida, y López Obrador todavía no accede.

Lo usaría bajo la camisa y, obvio, con protección limitada.

GOBERNACIÓN CONFIRMA INFORMACIÓN

El lunes dimos cuenta de algunos detalles sobre la transición en materia de seguridad.
Consultados, varios miembros de la futura administración aseguraron a Teléfono Rojo no tener información necesaria para hacer un diagnóstico sobre el problema.

Les faltan algunos datos, sobre todo estadísticos de corporaciones y de crímenes, asentamos.
En respuesta, la Secretaría de Gobernación (Segob) ha enviado una carta donde habla de reuniones periódicas y avances “con todas y cada una de las áreas”.

Se ha entregado “toda la información solicitada”, se afirma, para luego acotar:
“… Excepto por aquellos requerimientos que han implicado la formulación de diagnósticos o propuestas ex profeso que requieren tiempo para su elaboración, los cuales están siendo preparados para su entrega”.
Justo lo señalado aquí.

Gracias a Gobernación por corroborar los señalamientos dados por el equipo lopezobradorista a Teléfono Rojo y reproducidos el lunes en este espacio.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.