Cada vez son más los frentes de incertidumbre que se están abriendo en la economía global. Muchos de ellos los ha abierto el propio Gobierno de Estados Unidos, pero otros han sido por problemas de no tener sus finanzas en orden, y una crisis política junto con una económica terminan por desestabilizar a los mercados y a las economías, como es el caso de Argentina y Brasil, países latinoamericanos.

Ya desde hace algunos meses, Turquía inició con ese proceso. Su divisa se ha venido depreciando en el año 77%, y ya tuvo un efecto sobre la inflación, que al cierre de agosto registró una tasa anual de 17.9%, lo que estará llevando a su Banco Central a incrementar las tasas de interés en su próxima reunión del 13 de septiembre. Actualmente se ubica en 17.75% anual. Para que pudiera tener un efecto más estabilizador, debería de aumentarlas significativamente y no alejarse del nivel de la depreciación de su moneda. De lo contrario, será una espiral que seguirá presionando negativamente a su economía, mercados y Gobierno. En octubre, tanto el sector privado como el Gobierno tendrán vencimientos del orden de 11 mil millones de dólares.

En Argentina, el Gobierno ha tenido que implementar medidas de emergencia para tratar de contener esta inestabilidad económica. Ha reducido significativamente el tamaño de su Gobierno; además, ha anunciado un recorte del gasto corriente, de inversión y social, para tratar de reducir su déficit fiscal que actualmente se ubica en 3.9% vs. PIB. También su nivel de deuda alcanza 57.1% de su Producto Interno Bruto. Ha solicitado al FMI una línea de crédito por 50 mil millones de dólares para pago de deuda y evitar un default que complique la situación. Sin embargo, con todo y una tasa de interés de 60% anual, existe el riesgo de un aumento importante en la inflación que se ubica en la actualidad en 31.2% anual en julio y una devaluación de 111% en el año. No vemos por ahora aun la posibilidad de que su moneda haya alcanzado un techo.

Con respecto a Brasil, también existe una señal clara de una crisis política y económica que están y seguirán imprimiendo fuerte volatilidad a sus mercados con señales técnicas más erráticas. La negativa de su instituto electoral a que Lula da Silva participe en la contienda presidencial aumenta la turbulencia política. En octubre serán las elecciones. Su deuda sobre el PIB alcanza 74%, cuando hace cinco años, por ejemplo, estaba en 52%. Su economía se ha desacelerado fuertemente. El real brasileño se ha depreciado 25.9%. Si supera 4.20, alcanzaría nuevos máximos en su depreciación y un siguiente objetivo estimado sería hasta 4.8.

El peso mexicano tiene fuerte presión de alza. El movimiento de mercados emergentes, la misma fortaleza del dólar, la incertidumbre sobre la negociación entre Canadá y Estados Unidos, además de que internamente habrá que conocer el presupuesto 2019 y esperar el inicio de actividad del próximo Gobierno, ver su política económica y social que al final generarán una señal para los inversionistas son las causas de dicha presión. Actualmente los inversionistas extranjeros en mercado de dinero prefieren invertir en mayor medida en Cetes (corto plazo). Vemos al peso buscar la zona de 19.70 a 20.00, y cuidado si supera este nivel en las próximas semanas y/o meses.

La volatilidad apenas empieza… Recuerde: septiembre y octubre son meses en que normalmente aumenta el riesgo en mercados.