Quién sabe cómo le caería a Donald Trump la reunión de Andrés Manuel López Obrador con el embajador de China en México, Qiu Xiaoqi.
Y no es que el futuro Presidente no se pueda reunir con quien le venga en gana, pero justo ahora que Trump trae su propia guerra comercial con China y anda en busca de amigous, ya le quedamos mal.
Las relaciones comerciales entre México y China fueron vistas, hace algunos meses, como el plan B del comercio nacional cuando comenzaron los jaloneos por el Tratado de Libre Comercio.
China incluso había propuesto la edificación de una ciudad cerca de Cancún, un Dragon Mart, en la que se construirían bodegas gigantes para el almacenamiento de mercancías, así como viviendas para miles de trabajadores chinos que vendrían a operar el mercado.

Era un puerto que serviría para que las mercancías chinas llegaran más rápido y a menores costos a los países de Latinoamérica.
Los chinos también habían ganado la licitación para el proyecto del tren rápido México-Querétaro.
Ambos proyectos fueron cancelados luego de que el gobierno de Barack Obama reclamara al mexicano el hecho de estar favoreciendo al enemigo comercial número uno de la economía estadounidense.
Como explicó un funcionario en su momento, nadie quiere a tu competidor en la puerta de al lado.
México canceló la construcción del Dragon Mart y la del tren a Querétaro, argumentando problemas presupuestales.
El hecho es que tras la cancelación, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes tuvo que pagar una indemnización a los constructores chinos que ya habían invertido millones en el proyecto.
Pero el país asiático no ha perdido interés en nuestra nación.
Quién sabe cómo se resuelvan las controversias en la negociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, pero siempre mirar hacia el Oriente es una buena salida de emergencia.

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Tuvieron que pasar cinco años y fracción para que el dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Juan Díaz de la Torre, descubriera tooodooos los defectos de la reforma educativa… que antes defendió.
Díaz de la Torre –que asumió la dirigencia del SNTE en 2013, luego de la captura de Elba Esther Gordillo- se la jugó abiertamente con José Antonio Meade, a quien prometió cinco millones de votos.
Quién sabe de dónde los iba a sacar; el caso es que arrastró a la organización sindical a una aventura política que más temprano que tarde le pasará factura.
Ahora, en un afán por reconciliar con Andrés Manuel López Obrador, el líder del SNTE se ha vuelto un crítico cotidiano de la reforma educativa, en específico de la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD)… la misma que en su momento cuestionó Gordillo Morales.
El dirigente sindical perdió de todas, todas.
No sólo le quedó mal al PRI y a sus agremiados, sino que tampoco pudo llegar al Congreso porque Nueva Alianza, que está en vías de perder el registro, no alcanzó los sufragios suficientes.
Dicho de otra manera, sus errores son el coctel perfecto para que desde ya se comience a dudar de su permanencia en el Sindicato después del 1 de diciembre.
Y aún hay más.

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Que López Obrador va en serio en eso de aumentar al doble el salario mínimo en las fronteras, para empezar.
Después de una reunión que sostuvieron la mañana de ayer funcionarios electos con el equipo de López Obrador, quedó claro que la oferta de aumento a los mínimos va en serio a partir de enero de 2019.
Vamos a ver cómo lo toman los encargados de pagar dichos aumentos.