Foto: Reuters Régimen ignora llamados de la comunidad internacional para detener la violencia  

Pese a los llamados de la comunidad internacional para detener las agresiones contra la población civil en Nicaragua, el régimen tomó ayer el control de la ciudad de Masaya tras un intenso ataque, de más de 7 horas, realizado sobre la comunidad indígena de Monimbó, y que dejó al menos 3 muertos.

“Cayó Masaya, todo está en silencio, los chavalos debieron abandonar las trincheras y huir, sus armas eran demasiado pesadas”, dijo una integrante del Movimiento 19 de Abril Masaya.

La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) confirmó que durante el ataque perdieron la vida un policía, un menor de 15 años, y una mujer que estaba en la acera de su casa.

La ANPDH cree que el número de víctimas podría ser mayor, pero todavía no es posible ingresar a la ciudad porque permanece cercada por las “fuerzas combinadas” del régimen, integrada por policías, antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos afines al dictador Daniel Ortega fuertemente armados.

Monimbó, cuya población únicamente se defendió con morteros caseros, era una de las comunidades que mayor resistencia había opuesto a Ortega desde el estallido social de abril, que ha cobrado ya 354 vidas, según organizaciones humanitarias.

“Masaya no te derrotaron ni caíste, cobardes armados que se sienten orgullosos de asesinar inocentes te asediaron por dos meses, solo fue una batalla porque la guerra y la libertad la ganará Nicaragua. Gracias por ser el corazón de Nicaragua”, dijo en sus redes sociales un habitante monimboseño tras el ataque.

De manera simultánea los simpatizantes de Ortega celebraron el ataque y agradecieron a la Policía nicaragüense.

El ataque ocurrió un día después de que el jefe de la “Operación Limpieza” en Masaya, Ramón Avellán, afirmó que cumplirían las órdenes de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, “al costo que sea”.

“La voz de nuestro presidente y la vicepresidenta, de ir limpiando estos tranques (bloqueos) a nivel nacional, y esa petición de la población de Monimbó, que es nuestro Monimbó, que sigue siendo nuestro, y nuestra Masaya, vamos a cumplirla al costo que sea”, afirmó Avellán, a través de medios oficiales.

Avellán cumplió su palabra a pesar de los llamados de las organizaciones humanitarias locales, de la Unión Europea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), del nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag, del cardenal Leopoldo Brenes, entre otros, para que detuviera el ataque.

“El pueblo de Monimbó y Masaya han sido masacrado”, dijo un miembro del Movimiento 19 de Abril Masaya, en mensaje de audio.

Masaya, y en especial Monimbó, fue clave en derrocar a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle el 19 de julio de 1979, y Ortega atacó a este pueblo indígena “por temor a que le ocurriera lo mismo en la misma fecha”, afirmó la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez.

La CIDH y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al régimen de Nicaragua por “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven del país”, durantes los últimos tres meses.

Apenas, en la víspera, 13 países de América, incluido México, firmaron una declaración conjunta para condenar “los graves y reiterados hechos de violencia que se vienen produciendo en Nicaragua.

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