La única vez que Cruz Azul ligó cinco derrotas en la historia de los torneos cortos esperó un sexto descalabro para correr a su técnico. No es broma; por el contrario, es la tendencia de una eterna paciencia que suele mostrar la directiva cementera para hacer un cambio en su dirección técnica.
Y es que al menos en el papel, en equipos de los llamados grandes en México, ligar cuatro partidos perdidos es prácticamente garantía de despido, por ejemplo en equipos como América o Chivas; no así en La Máquina, donde las cuatro derrotas consecutivas que Sergio Bueno acumula, en el presente torneo al frente de los azules, lo sitúan muy cerca del récord de descalabros hilados que los cementeros han sumado en torneos cortos, y que data del torneo de Clausura 2004, cuando Enrique Meza, entonces timonel celeste, tuvo que perder seis encuentros en fila para ser echado de las instalaciones de La Noria.
Es la tendencia en Cruz Azul, donde la directiva suele aguantar sin importar truenos y granizos. Lo dice la historia, que desde 1996 a la fecha, sólo dos técnicos llegaron a hilar cuatro derrotas, sentados en el banquillo cementero, aunque ambos terminaron por salir por la puerta de atrás, ya fuera unos partidos después o al torneo siguiente.
Esos técnicos fueron; en el Invierno 1996, Víctor Manuel Vucetich, quien perdió los juegos de la fecha 10 a la 13, pero no fue echado de La Máquina hasta la fecha nueve del Verano 1997; y Luis Fernando Tena, quien en el Apertura 2004 arrancó el certamen con cuatro descalabros, no salió del equipo hasta la jornada 10. Es decir, sin importar el temporal, la paciencia de la directiva cementera suele soportar el maltrato liguero.
Bajo dicha tendencia, Sergio Bueno será aguantado aunque lleguen más derrotas, aunque eso sí, parece que será cuestión de tiempo para que deje el banco celeste. Lo malo para la afición cementera es que con el calendario que se le viene al equipo (visita a Monterrey y en casa ante Pumas) no sería raro que igualen la racha de derrotas consecutivas, aunque para la directiva parezca que no pase nada.