Foto: Brújula Intersexual Cada 26 de octubre se celebra el Día Mundial de la Intersexualidad  

Cuando nació, el médico dijo a sus papás que Laura era una niña sana, pero instantes después todo cambió.

“Para sorpresa de mis padres, informaron que en realidad no estaban seguros si yo era un niño o una niña, presentaba diferencias genitales o genitales ambiguos”, cuenta para 24 HORAS Laura Inter, fundadora y directora general de Brújula Intersexual.

Pronto, los médicos realizaron a Laura un estudio de sangre para determinar sus cromosomas y así poder asignarle un sexo. El resultado fue XX, por lo que fue registrada como niña.

Esto dio paso a una larga historia de estudios, con los que la ahora activista intersexual fue diagnosticada con Hiperplasia Suprarrenal Congénita (HSC) no perdedora de sal, un conjunto de situaciones genéticas donde las glándulas suprarrenales pueden producir cantidades insuficientes de cortisol en el cuerpo, y para compensar esta falta de cortisol el cuerpo produce más de una hormona llamada testosterona.

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Posteriormente y hasta los 12, Laura fue sometida a exámenes de sangre dos veces al año y citas con el endocrinólogo, quien realizaba un chequeo físico en el que tocaba sus genitales, que, de acuerdo con la fundadora de Brújula Intersexual, la organización mexicana que desde 2013 se encarga de difundir e informar sobre todo lo relacionado con la intersexualidad, padecen muchas personas con cuerpos similares al suyo.

“Ese tipo de experiencias eran muy complicadas, para mí era muy difícil estar ahí, desnudarme frente al médico y que este me tocara el cuerpo y los genitales, mientras debía responder extrañas preguntas que me hacía: “¿sientes algo?” o “¿te duele si hago esto?” ¿Qué se supone que debe contestar una niña pequeña a estas preguntas?” relata.

El médico hablaba de su cuerpo utilizando palabras como: enfermedad, hipertrofia, extraño, inusual, corrección, anormalidad, virilización, todo ello mientras la tocaba, palabras que la fueron lastimando y haciéndole pensar que algo andaba “mal” con ella.

Pasó el tiempo y sobre la mesa quedó la posibilidad de una cirugía genital, pero ello implicó visitas a más doctores que la tocarían y a los que tendría qué mostrar su cuerpo desnudo.

“Finalmente, los médicos dijeron a mi mamá que sí necesitaría una cirugía genital para que “pudiera tener relaciones sexuales”, pero que lo mejor era realizarla cuando fuera mayor, y debía llevarse a cabo “tres meses antes de que me casara con mi esposo”, ¡tenía 8 años! ¡¿de qué esposo hablaban?!, ¿por qué era que pensaban que las relaciones sexuales solo se dan dentro del matrimonio?, nunca he compartido la idea de que el único camino para disfrutar de un cuerpo como el mío es entrar en el molde heterosexual del matrimonio y la penetración vaginal”, cuenta.

LA ESCUELA Y EL PROBLEMA DE LO BINARIO

Después de pasar esta serie de experiencias traumáticas y frustrantes, como las denomina Laura, en la secundaria al fin descubrió el motivo de esas horribles revisiones genitales cuando en una clase pusieron dos ilustraciones: una de los genitales masculinos y otra de los femeninos.

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“Al verlas inmediatamente noté que mis genitales no se parecían a ninguna de las ilustraciones: “¡estoy deforme!“ —pensé con angustia— me quedé en estado de shock, nadie me había hablado de esto.”

Esto provocó que se diera a la tarea de encontrar algún documento médico que explicara “porqué era tan diferente a las demás personas” y en un folder lleno de documentos médicos, leyó por primera vez “pseudo-hermafroditismo femenino” e “hiperplasia suprarrenal congénita”.

Laura comenzó a buscar en Internet estas palabras y dio con información que calificaba las diferencias genitales como enfermedad y que “en caso de genitales ambiguos lo mejor era la cirugía temprana”.

Ella solo quería ser como las demás y habló con su mamá para obtener respuestas y que la apoyara a investigar donde podían realizarle la cirugía que le daría esa “normalidad” que añoraba.

UNA CIRUGÍA QUE LA HARÍA “NORMAL”

Hoy Laura se dice agradecida porque los doctores no le hubieran practicado a temprana edad una vaginoplastia, pero a sus 17 años todo era diferente, pues en su deseo de encajar volvió a las revisiones pero el diagnóstico no era alentador.

“Regresé a los hospitales, de nuevo revisaron muchos ojos mi cuerpo desnudo, una vez más me dijeron que nunca podría tener una vida normal ni sexualidad satisfactoria, que ni siquiera podía tener sexo, que mi cuerpo no era adecuado para la sexualidad, que tenía una hipertrofia del clítoris, que mis conductos vaginal y uretral estaban unidos, y que nunca podría experimentar la sexualidad con un cuerpo así, que además tendría infecciones “recurrentes” y obstrucciones a causa de mi formas genitales —lo cual nunca sucedió.”

Vinieron preguntas incómodas, más miradas de gente extraña a su cuerpo. Hablaron de vaginoplastia, de reducción del clítoris, de hormonas, de diversas técnicas y procedimientos, de diez tamaños de dilatadores que debería introducir en su cuerpo para poder “tener relaciones sexuales con su esposo cuando se casara”.

Los médicos también le dijeron que los casos como el suyo son extremadamente raros y que difícilmente conocería personas como ella, pero eso la llevó a un sitio en la web, dirigido por activistas de EU, con el término intersexual donde se informó, y como tenían un foro, les contó su experiencia.

“Les conté que creía que “no podía tener relaciones sexuales”, una de las cosas que dijeron es que la sexualidad tenía muchas formas, que no todo era penetración, y que quien se enamorara de mí lo iba a hacer de mi persona y no de mis genitales, los cuales, además, no tenían nada de malo. Esa respuesta me ayudó enormemente, abrió mi mente y cambió mi vida. Ahí entendí lo importante que es establecer relaciones cálidas, hablar desde la experiencia, compartir con generosidad, replicar lo que en esa conversación hubo se ha vuelto mi actividad diaria y el sostén de mi trabajo en Brújula Intersexual.”

¿QUÉ ES LA INTERSEXUALIDAD?

De acuerdo con el sitio de Brújula Intersexual, este es un término que en general se utiliza para una variedad de situaciones del cuerpo, en las cuales, una persona nace con características sexuales (genitales, gónadas, niveles hormonales, patrones cromosómicos) que no parece encajar en las definiciones típicas de masculino o femenino.

Por ejemplo, una persona puede nacer con formas genitales típicamente femeninas, pero cuenta con testículos internos. O una persona puede nacer con genitales que parecen estar en un estado intermedio entre los típicamente masculinos y femeninos.

Nacer con un clítoris más grande de lo considerado “normal”, o carecer de la apertura vaginal, o tener un conducto común en donde desemboca la uretra y la vagina; o puede nacer con un falo que se considera más pequeño que el pene promedio, o con un escroto que está dividido de manera que asemeja más unos labios vaginales.

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O una persona puede nacer con una composición genética denominada de “mosaico”, es decir unas células tienen cromosomas XX y otras tienen XY, o sus cromosomas son XXY o X0. Entonces no hay una sola anatomía intersexual.

LAS CIRUGÍAS GENITALES COMO UNA TRANSGRESIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS

De acuerdo con la Encuesta Intersex 2020 del Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y Brújula Intersexual, al estar fuera de las nociones típicas de los cuerpos femeninos y masculinos, las personas intersexuales están particularmente expuestas a violaciones a sus derechos fundamentales, que han permanecido invisibilizadas, y que, entre otras cosas, incluyen barreras para obtener certificados o actas de nacimiento y están expuestas a intervenciones médicamente innecesarias y no consensuales que buscan normalizar sus cuerpos en función de lo que se concibe como femenino o masculino, así como experiencias de estigmatización, discriminación y violencia.

El problema con las cirugías o tratamientos médicos, es que son realizados en los primeros años de vida, son médicamente innecesarios y no consensuales, sus efectos son irreversibles y pueden provocar daños irreparables, pues al tratar de normalizar o reforzar el sexo asignado al nacer, atentan en contra de los derechos a la integridad física y psicológica.

“Ese es un procedimiento médicamente innecesario que comúnmente se practica a bebés y niñas que, como yo, nacen con diferencias genitales o genitales “ambiguos”. Durante la cirugía se recorta el clítoris para reducir su tamaño y se crea un conducto vaginal que pueda permitir la penetración. Muchas de las personas que fueron sometidas a estos procedimientos los han denunciado como violaciones a la integridad corporal y a la libre autodeterminación, y como Mutilación Genital Intersexual ante organismos de derechos humanos de diferentes partes del mundo.” explica Laura.

La activista mexicana también relata que al realizarse por razones cosméticas y siguiendo el modelo de sexualidad heterosexual, se ignora si la persona querrá involucrarse en ese tipo de prácticas o tendrán esa orientación sexual, aunado a los problemas de salud que le pueda provocar el procedimiento.

“Los numerosos riesgos de estas cirugías dependen de la o las cirugías que se realicen, las secuelas más comunes son: pérdida parcial o total de sensibilidad genital, cicatrices, dolor al mantener relaciones sexuales, ardor, dolor o hipersensibilidad en los genitales al roce con las prendas de vestir, infecciones recurrentes, diversos riesgos al someter a un bebé, niño o niña pequeña a anestesia, entre otras.”

LAS PERSONAS INTERSEXUALES EN MÉXICO

Laura explica que si bien las cirugías para reafirmar el sexo en los bebés son rutinarias, en México y otros países latinoamericanos, las deficiencias en el sistema de salud y falta de hospitales en zonas marginadas, ha provocado que muchas personas intersexuales conserven su cuerpo íntegro.

Sin embargo esto no significa que no sean víctimas de discriminación en los centros de salud.

“Falta de acceso a nuestro expediente médico, ya que es común que los médicos y hospitales se nieguen a entregarlo, negándonos así nuestro derecho a la verdad. Según los resultados de la Encuesta Intersex de 2020 llevada a cabo en México: “Solamente 31.8% de las personas encuestadas ha tenido acceso a información sobre su variación congénita en las características sexuales a través de su expediente médico, mientras que 68.2% no lo ha tenido”.” puntualiza.

NO A LA ASIGNACIÓN COMO UN “TERCER SEXO”

Sin duda la lucha por los derechos humanos intersexuales tiene un campo vastísimo, pero otro problema regular que enfrentan, son las iniciativas de ley que pretenden registrar a las personas que nacen con cuerpos intersexuales como pertenecientes a un “tercer sexo”.

Esto, de acuerdo con el movimiento intersexual global y regional no beneficia a este sector de la sociedad, pues en primer lugar no existe una sola corporalidad intersexual y esto también traería consigo más problemas de estigmatización y discriminación.

Lo que proponen, pues, es asignar al menor en la casilla de Femenino o Masculino, sabiendo qué, como todas las personas, podrán identificarse con un género distinto al crecer.

klcg