España, la tercera nación más afectada por el Covid-19, fue también una de las víctimas de las pruebas rápidas de detección defectuosas fabricadas en China, las cuales han dado resultados inexactos en hasta 70% de los casos, y es por ello que dichos productos no son reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y ahora fueron restringidas por el Gobierno chino para su exportación.

El país asiático anunció la víspera que, ante las denuncias a nivel global sobre las pruebas de detección inservibles y otros suplementos médicos sin utilidad, se prohibirá la exportación de dichos productos a menos que pasen por rigurosas pruebas de calidad.

De acuerdo con el Ministerio de Comercio, a partir de ahora sólo se venderán productos que lleven un sello de calidad. Pekín había estado alentando a las empresas a exportar equipos de test para ayudar a combatir al nuevo coronavirus, lo dio lugar a un aumento de empresas que ofrecen estos suministros a países desesperados por controlar el virus altamente contagioso.

En la lista figuran pruebas diagnósticas de contagios, cubrebocas, equipo de protección de cuerpo entero, ventiladores y termómetros.

Autoridades sanitarias chinas señalaron ayer que, al momento, han detectado equipos apócrifos de empresas que planean lucrar con la crisis a nivel global, informó el Gobierno chino. A los exportadores también se les pedirá una declaración respecto a los productos que llevan y en qué condiciones los transportan, al igual que los equipos médicos emergentes, como los tanques de oxigeno.

Algunos fabricantes chinos de las pruebas se habían estado aprovechando de las normas más flexibles de la Unión Europea para introducir sus productos en el mercado, incluso antes de que fueran aprobados en la propia China.

En marzo, Lei Chaozi, un representante del Ministerio de Educación chino, dijo que los equipos de test fabricados en China ya habían sido suministrados a 11 países, incluyendo Reino Unido, Italia y Países Bajos.

infografía: Xavier Rodríguez

… Pero en países crece la demanda

La desesperación y presión hacia los gobiernos por realizar pruebas para detectar los nuevos casos ha propiciado que las compras de los equipos chinos continúen, a pesar de las alertas enviadas por la OMS sobre su baja efectividad.

El Reino Unido, por ejemplo, compró dos millones de este tipo de pruebas a un fabricante chino, debido a que el Gobierno británico continúa evaluando los kits fabricados por empresas nacionales.

La mitad de los kits rápidos están siendo fabricados por la firma Wondfo, con sede en Guangzhou, y llegarán a Gran Bretaña al final de la semana, de acuerdo con medios locales, como el Daily Mail.

El otro millón, que al parecer está detenido, está siendo hecho por AllTest, una firma de diagnóstico con sede en la china Hangzhou.

Y es que las pruebas pueden comercializarse bajo el aval de la Unión Europea.

En tanto, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ya ha aprobado el primer examen de diagnóstico rápido para el coronavirus -que será utilizada principalmente en hospitales y salas de emergencia-, con un tiempo de detección de unos 45 minutos, anunció esta semana el desarrollador de la prueba, la compañía de diagnósticos moleculares Cepheid, con sede en California.

España y Eslovaquia, ejemplos de fracaso

Hace unos días, España devolvió un lote de test rápidos fabricados por la empresa china Shenzhen Bioeasy Biotechnology, tras determinar que el producto tenía baja sensibilidad: no detectaba infecciones con precisión suficiente.

Bioeasy reviró en un comunicado que las lecturas defectuosas podrían deberse a que las muestras no fueron procesadas correctamente. La empresa china dijo que no se comunicó adecuadamente a los clientes el modo de empleo de los tests.

En tanto, una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China dijo la semana pasada que representantes del Gobierno de Eslovaquia cuestionaron la fiabilidad de las pruebas.

 

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