La disputa por la Presidencia de Morena es, en realidad, la lucha de dos posturas, la de cambiar las reglas del juego cuando no les favorecen, o las de las instituciones sólidas para fortalecer a un partido. Uno de los riesgos es que quienes quieren cambiar los estatutos, han abusado del uso de la imagen presidencial para legitimar lo que podría ser el atropellar el derecho a voto de los delegados.

“Imagínense nada más si en Morena dejamos de escuchar a nuestro Presidente, nos vamos a equivocar”, ha expresado Mario Delgado, uno de los dirigentes que quiere a la encuesta como método, e incluso ha acusado, sin decir su nombre, a grupos que se dicen cercanos de quererle “llevar la contra al Presidente”.

Otro riesgo más lo hemos mencionado en esta columna y es que si no se cambian los estatutos, la elección sería muy vulnerable, pues cualquier morenista podría interponer un recursos para que se reponga un proceso que violó los propios estatutos del partido.

Se tendría que garantizar que absolutamente todos estuvieran de acuerdo con la encuesta. Pero se observa difícil. El proceso, encaminado a que el Congreso Nacional elija al nuevo presidente de Morena ya está en curso y tiene como meta el 23 y 24 de noviembre, fecha decidida para elegirlo.

Cambiar de formato le arrebataría el voto a los delegados justo a la mitad del proceso, lo cual provocaría una mayor molestia.
Además, hay algo que no se ha mencionado claramente de la propuesta del Presidente y fue que “si la encuesta está en los estatutos”, la hicieran… y hasta el momento no está contemplada para la elección de dirigente nacional.

En el seno de Morena, el grupo que “no quiere cambiar a modo los estatutos”, ha comenzado una discusión en la que se precisa que se ha pretendido dar un sentido que no tuvo “la respetuosa sugerencia del Presidente de la República”.

“Jamás nuestro Presidente instruyó que eligiéramos dirigentes por encuesta; sino que formuló una respetuosa sugerencia para que valoráramos esa opción y reitero que son los órganos internos del partido los que deben resolver el método de elección”, esgrimen ya en distintos Comités quienes ya hablan de defender el voto de los delegados, lo cual metería en aprietos a Morena.

Quienes han querido atribuir a Bertha Luján una supuesta traición al Presidente, entre ellos Yeidckol Polevnsky, porque no defiende la encuesta, ignoran que esa no es una inquietud de una sola persona y podrían caer en el error de meter al partido, de forma innecesaria, en un conflicto que podría crecer y traer impactos electorales, negativos.

 

¿LoboEstásAhí?

Y hay otro problema. ¿En caso de que sea una encuesta, quién la va a realizar? Una encuestadora privada o la Comisión Nacional de Encuestas de Morena. Porque, en las bases morenistas ven un doble menosprecio en caso de que sea una encuestadora externa: Primero, les arrebatarían su derecho al voto y segundo, estarían dejando en manos de un ente externo el ejercicio principal en la elección de su líder… eso, aún sin determinar si la encuesta se levantaría utilizando como base el padrón o se trataría de una encuesta abierta.