Foto: Cuartoscuro La atención de salud pública y los cambios de política pueden ser necesarios para abordar cómo la discriminación pública puede afectar  

La discriminación es una práctica social que va en aumento, lo cual genera preocupación entre los adolescentes y deriva en el incremento de problemas de conducta que incluye el consumo de sustancias o trastornos como la depresión.

 

Así lo deja ver un estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina Keck, en la Universidad del Sur de California (USC), el cual se enfocó en adolescentes del área de Los Ángeles de comunidades de color o familias con educación limitada.

 

Cuanto más preocupados estaban los adolescentes, peor era el uso de sustancias, la depresión o síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), según el estudio.

 

“Los adolescentes que soportan más los prejuicios en la sociedad están estresados por el clima social, y nuestro estudio descubrió que a medida que crecía su preocupación, también lo hacían sus problemas de conducta”, dijo el autor principal de la investigación, Adam Leventhal.

 

De acuerdo con un comunicado de la institución, los investigadores analizaron el nivel de preocupación sobre la discriminación en la sociedad a partir del sondeo a dos mil 572 estudiantes del 11º grado en 10 escuelas secundarias públicas del condado de Los Ángeles en 2016.

 

Después de la encuesta de referencia, rastrearon cómo aumentó la magnitud de la preocupación en 2016-17 y cómo eso se manifiesta en problemas de conducta para el siguiente grado.

 

Los científicos descubrieron que al comienzo del estudio en 2016, el 29.7% de los adolescentes estaban muy o extremadamente preocupados por la discriminación social, pero el rango aumentó a 34.7% un año después, especialmente entre los estudiantes de minorías.

 

También encontraron asociaciones significativas entre un mayor nivel de preocupación por la discriminación y seis resultados diferentes de comportamiento adverso.

 

En algunos casos, las asociaciones eran más fuertes en las minorías o en los adolescentes con desventajas socioeconómicas.

 

Por ejemplo, los adolescentes con padres menos educados que no estaban preocupados por la discriminación social en 2016, pero que se mostraron extremadamente preocupados en 2017, estaban consumiendo marihuana o bebiendo alcohol a una tasa tres veces mayor que la de los adolescentes cuya preocupación no cambió durante el estudio.

 

“La preocupación y el estrés atribuidos al aumento de la discriminación social durante el reciente período sociopolíticamente cargado fue común y se asoció con los resultados conductuales adversos en esta cohorte de adolescentes”, señaló Leventhal.

 

Si bien algunas de las asociaciones de salud conductual fueron modestas, incluso los ligeros incrementos en el riesgo de problemas de salud conductual en adolescentes pueden tener consecuencias importantes para la salud pública, advirieron los investigadores.

 

Por ello, añadieron, la atención de salud pública y los cambios de política pueden ser necesarios para abordar cómo la discriminación pública puede afectar el estado de los adolescentes.

 

DAMG