El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llegó el jueves temprano al territorio de Nueva Caledonia para promover un regreso “a la paz” tras nueve días de disturbios que han causado seis muertos y cientos de heridos en este archipiélago del Pacífico.
La decisión repentina de Macron de viajar a Nueva Caledonia, un archipiélago francés situado a unos 17,000 kilómetros de París, muestra la gravedad con la que el gobierno francés ve la crisis en este territorio colonizado por Francia a mediados del siglo XIX.
La crisis en Nueva Caledonia es compleja y tiene una larga historia. El archipiélago fue colonizado por Francia en 1853 y ha sido un Territorio de Ultramar francés desde 1946. En 1988, se firmó el Acuerdo de Numea, que otorgó a Nueva Caledonia mayor autonomía y estableció un proceso para la celebración de referéndums sobre la independencia.
“Mi voluntad (…) es estar al lado de la población para que haya lo antes posible el regreso a la paz, a la calma, a la seguridad”, dijo justo llegar Macron, quien señaló que no se había fijado un límite temporal para su visita.
Una reforma del censo electoral en Nueva Caledonia, que el gobierno quiere ver aprobada por el Parlamento francés para finales de junio, reavivó las tensiones entre los pobladores originarios canacos, principalmente independentistas, y los habitantes leales a Francia.
Durante su visita, Macron planea “escuchar, hablar y mantener conversaciones” con los responsables políticos y funcionarios de Nueva Caledonia en un intento por restablecer el orden, dijo a la AFP en París un asesor presidencial que pidió el anonimato.
El dirigente también tiene previsto establecer una misión compuesta por tres altos funcionarios, que permanecerá en el lugar “el tiempo que sea necesario” y “tendrá como objetivo propiciar el diálogo político”, declaró el miércoles el primer ministro, Gabriel Attal, ante el Senado.