En medio de las previsiones y las realidades económicas de Estados Unidos, la migración se ha convertido en un factor que desafía las expectativas y redefine el panorama económico del país. En los últimos dos años, mientras muchos pronosticaban una recesión, la economía estadounidense ha sorprendido al mundo al registrar un crecimiento que parecía poco probable.

Sin embargo, aunque esto no ha ocurrido en un vacío, sino que ha sido impulsado en parte por el auge de la migración –como señaló el presidente de la Reserva Federal– este impulso podría enfrentarse a medidas más estrictas, como las anunciadas por la Corte Suprema respecto a la ley de Texas que busca restringir aún más la migración ilegal.

En el Congreso, el tema de la migración vuelve a ocupar un lugar central, especialmente en medio de debates sobre el cierre parcial del Gobierno, donde los republicanos abogan por reforzar la protección fronteriza, mientras que los demócratas buscan vías más rápidas hacia la ciudadanía para muchos migrantes.

Pero más allá de las disputas políticas, el impacto económico de la migración es un tema que merece mayor atención, pues usualmente se deja en segundo plano. Con un número récord de migrantes llegando al país, las implicaciones económicas son significativas; ya que si bien es cierto que el aumento de la migración plantea desafíos, también es innegable que ofrece oportunidades sustanciales.

Las proyecciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso son reveladoras. Se espera que el aumento de la población debido a la migración contribuya con un crecimiento de 7 billones de dólares al PIB en la próxima década. Además, este crecimiento se traducirá en un aumento significativo de los ingresos fiscales, beneficiando al gobierno federal.

No obstante, es importante reconocer que la migración también ejerce presión sobre los recursos estatales y locales, especialmente en áreas como la educación pública; pues aunque este sector contribuye a través de impuestos y deducciones, el costo de algunos servicios puede afectar a gobiernos locales.

En términos de mercado laboral, la migración está demostrando ser una respuesta a la escasez de mano de obra en sectores clave. Toda vez que con millones de vacantes sin cubrir, los migrantes están desempeñando un papel crucial en mantener la economía estable.

En ese sentido y a pesar de las preocupaciones, los datos económicos respaldan la idea de que la migración puede ser una fuerza positiva para la economía de Estados Unidos. Más que una carga, representa una oportunidad para impulsar el crecimiento, llenar vacantes laborales y contribuir al desarrollo a largo plazo.

En este contexto, diseñar estrategias que den cauce a este fenómeno como ampliar las vías de acceso al empleo legal podría ser un mecanismo sensato desde una perspectiva económica, según especialistas. Me parece que en lugar de ver la migración como un problema, en tiempos de crisis se puede reconocer su potencial como un activo para la prosperidad económica y el crecimiento sostenible.

 

Consultor y profesor universitario

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