El caso del juez Manuel Alejandro Martínez Vitela, quien “abrió la puerta” de la cárcel a un hombre acusado de violar a una menor porque la niña no supo decir ni el lugar ni la hora en que fue agredida, personifica a una parte de ese sistema judicial arcaico, sin sensibilidad, que trata de cuadrar argumentos técnicos para justificar una decisión aunque vaya en contra de la impartición de justicia, su principal responsabilidad y encomienda.

Semanas antes de que se conociera el caso, una integrante del Consejo de la Judicatura me habló de un término que describe la situación que se vive en varios de los juzgados a lo largo del país: la “justicia de secretario”.

Metidos en la comodidad y negligencia, muchos jueces dejan que los secretarios revisen los casos que se les asignan, les ordenen la información y pruebas, lo entiendan por ellos para que posteriormente se los expliquen, algunas veces mediante resúmenes y hasta las posibles preguntas que servirán para tomar una decisión.

Alejados de la exigencia de la víctima, aunado a la deficiente integración de carpetas por parte del Ministerio Público, se ajustan a tecnicismos perjudicando generalmente a los más vulnerables.

Esta “justicia de secretario” también explica cómo, a pesar de la carga de trabajo, hay algunos jueces y magistrados que realizan diplomados, cursos, posgrados y especialidades, además de dar clases y escribir artículos, al tiempo que resuelven varios casos.

En esta revisión que se realiza al Poder Judicial, a partir de la iniciativa del Presidente, se debería contemplar y tratar de deshacerse de este tipo de prácticas que alejan a la población de la justicia, más que enfocarse en grillas y en rivalidades, se debe buscar tener mejores jueces, que conozcan los casos y no que busquen cuadrarlos basados en un resumen de un caso que no revisaron a fondo.

 

#LoboSapiensSapiens

La disputa por la Cuauhtémoc

Apenas en la elección del 2021, la alcaldía Cuauhtémoc fue una de las demarcaciones en las que la clase media aplicó el llamado voto de castigo contra el partido que la gobernaba. Morena, perdió ese año más de 8 mil votos respecto de la elección anterior en 2018.

En contraste, el PAN y el PRI incrementaron la captación de votos en la más reciente jornada en 4 y 3 puntos porcentuales respectivamente y, como coalición, se hicieron del 48 por ciento de las preferencias, sobre el 38 que obtuvo la autodenominada cuarta transformación.

Esa es la alcaldía que buscan Caty Monreal y Alessandra Rojo de la Vega.

La oposición apuesta a que la gentrificación juegue a su favor, y por eso Acción Nacional decidió relegar a Ana Villagrán, uno de sus mejores cuadros, para dar la candidatura a una persona cercana al alcalde de Miguel Hidalgo y al grupo de Jorge Romero, que consideran se identifica más con el sector al que quieren apostarle.

Caty Monreal apuesta al trabajo que realizó su padre y Néstor Núñez como alcalde, así como la estructura, que, se dice, aún tiene el senador.

Habría que ver cómo votan la Juárez, Hipódromo, Condesa, Roma, Tabacalera, e incluso la Doctores.

 

      @chimalhuacano