¡Por fin! De manera oficial iniciaron las campañas electorales y todo indica que además de guerra sucia y competencia desleal, habrá compromisos de sangre y uno que otro lapsus.

La abanderada oficial de Morena, Partido Verde y Partido del Trabajo, Claudia Sheinbaum, tiene una ventaja entre 15 y 20% (dependiendo de la encuestadora) con su principal contrincante de la coalición Fuerza y Corazón por México, integrada por los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, Xóchitl Gálvez.

Ante ello, lo que le conviene a la morenista es mantener un bajo perfil, evitar los escándalos y el protagonismo exacerbado porque ya tiene el voto duro, porque tiene el apoyo de al menos 22 gobernadores y por supuesto el apoyo de su mecenas, el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por ello, lapsus como el que tuvo en su arranque de campaña, cuando al intentar decir que ella representa la opción para continuar con la transformación, dijo que hay dos caminos, “que siga la corrupci…” -y corrigió “que siga la transformación o que regrese la corrupción”.

Aunque no fue el único mal paso en su arranque, también protagonizó un breve jaloneo con la candidata de Morena a la Ciudad de México, Clara Brugada.

Lo que Claudia Sheinbaum tiene que hacer es mantenerse en el nivel que ya tiene y evitar tropiezos, porque para ella será más fácil bajar en la intención del voto que subir.

En contraste, Xóchitl Gálvez tiene un desafío mayor, ella sí necesita el protagonismo, las acciones inesperadas, incluso los traspiés que como hemos visto los capitaliza a su favor y le quedan bien.

Es por ello que, arrancó su campaña con dos elementos que acapararon la atención: construir una super cárcel para los criminales más peligrosos y sellar con sangre el que considera su compromiso más valioso: mantener los programas sociales, es más, otorgar la pensión a adultos mayores a partir de los 60 años y no a los 65 como actualmente se otorga.

En los próximos 90 días, Xóchitl Gálvez sólo tiene la opción de subir en las preferencias, pero tiene un segundo desafío, hacerlo sin que le afecte la nomenclatura de los partidos que abandera.

Y lo sabe, quizá por ello advirtió que a ella no le preocupa que los dirigentes nacionales de los partidos no la acompañen a sus eventos y prefiera que “hagan su chamba” y ella mantenerse como la candidata de los ciudadanos que dieron su firma para ganar la candidatura.

Pero quien tiene el mayor desafío en esta elección es sin duda el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, quien primero debe hacer que la gente se aprenda su nombre.

 

Y en Pregunta Sin Ofensa:

¿Logrará Sheinbaum mantenerse al margen de los escándalos que rodean a su jefe, el presidente López Obrador, o será otro desafío que deba enfrentar para evitar que le afecte en su campaña?

 

     @aguilarkarina