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Héctor Zagal

(Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana)

Es ya tradición que, mientras los niños disfrutan los regalos que les trajeron los Reyes Magos, la familia entera se reúne para partir la rosca. Dependiendo de la suerte de cada quien, le tocará o no sacar al niño. Algunos conservan y cuidan al pequeño niño de plástico hasta el Día de la Candelaria. Otros incluso lo llevan a bendecir a su iglesia más cercana. Algunos intentan tragarse al muñequito sin que los demás lo vean. Y es que la tradición manda que, quien se topa con el niño, debe pagar los tamales el 2 de febrero.

Según algunos, la forma ovalada de la rosca, sin principio ni fin, representa el amor de Dios. La fruta de color en la rosca evoca las joyas de las coronas de los reyes. Finalmente, el niño representa a Jesús y se esconde dentro de la rosca para simbolizar cómo María y José lo escondieron de los soldados de Herodes.

La tradición de partir la rosca llegó a México de España, en donde también se celebra aunque con algunas diferencias. Originalmente, no se colocaba en la rosca un niño, sino una haba. El infortunado que saca el haba no se salva de un castigo, sólo que, en lugar de pagar los tamales, paga “el roscón”.

Las habas también se usan en otras partes de Europa como, por ejemplo, en Francia. La razón de esto se debe a que, al parecer, el origen de la rosca se remonta a las saturnales romanas.

Las saturnales eran fiestas dedicadas al dios Saturno que se situaban los primeros días luego del solsticio de invierno. Durante estos festejos, se preparaban una especie de bollos redondos con higos, miel, dátiles y legumbres. Se piensa que estos últimos auguraban riquezas para los romanos. Ya para el siglo III, se introducían habas secas en el interior de los bollos. Así, el afortunado en sacarlo era nombrado “rey de reyes” en los siguientes días.

Hay testimonios españoles del siglo XIV que ya hablan de partir roscas y de nombrar “Rey de la Faba” al niño que encontrara el haba en el roscón. En la zona de Granada, se partía también una rosca en Año Nuevo que contenía una moneda.

A pesar de que la Rosca de Reyes llegó a México luego de la Conquista, tardó mucho más tiempo en incorporarse a la tradición mexicana. La preparación y la decoración actual de la rosca no aparecen en los recetarios más antiguos de México. Sin embargo, esto no implica que no se preparara, sino que era poco común hacerla.

Se piensa que, en realidad, las roscas de reyes se popularizaron en los años treinta, cuando se incrementaron las migraciones de españoles debido a su Guerra Civil. Éstos impulsaron la costumbre y al final terminó siendo adoptada por los mexicanos, quienes la ligamos con la festividad de la Candelaria.

¿Y cuál es su panadería predilecta para comprar la rosca?

Sapere aude!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana