Especial Pese a los obstáculos financieros, el arte de Jorge Domínguez continúa llegando a nuevos territorios. Tras su paso por Estados Unidos, ahora planea llevar su obra al viejo continente.   

Con sus colores, figuras y raíces indígenas, el arte huasteco de Jorge Domínguez Cruz ha traspasado las fronteras mexicanas para ser exhibido en galerías de Estados Unidos, Canadá y Europa, representando la cultura de su país y la de su comunidad. 

“Yo lo llamo surrealismo fantástico explosivo indígena. Es un honor, un orgullo el que de alguna manera lleve conmigo mi cultura, sobre todo, hablando de las maravillas de la riqueza artística de México, de toda esa explosión y extravagancia, porque eso es México”, dijo en entrevista el artista plástico.

En cada una de sus obras, dice, hay todo un estallido de colores, mientras las formas hablan de un todo, pero en especial de su riqueza. 

El pintor originario de Veracruz, fue uno de los expositores en la Galería Moksha, en el marco de la Feria Internacional de Art Basel, en Miami, donde participó con la obra titulada En la Milpa

En sus palabras, se trata de una “representación de un recuerdo, de cuando crecí estando en la milpa. Vemos a un niño por ahí que pareciera ser yo, también está mi papá trabajando mientras yo jugaba con las raíces, con las yerbas”, explicó.   

Y es que, desde pequeño, los paisajes en la comunidad de Mata de Otate, municipio de Chontla, inspiraron el arte de Domínguez, quien utilizaba los materiales de la naturaleza como pincel y lienzo. 

“El tizne o carbón con el que hacíamos la lumbre era mi pincel, mientras que alguna piedra, el piso, alguna base, era mi lienzo para plasmar alguno de los descubrimientos que me maravillaban del paisaje, mismos que eran una inspiración fuerte y con los que creaba mis propios mundos”, recordó.

Pese al cada vez más creciente reconocimiento de su obra, la carrera de Domínguez ha enfrentado diferentes retos desde su llegada a la capital para seguir su sueño artístico.

“Me he topado con un sinfín de dificultades. Llegué a la Ciudad de México a los 17 años. Quise ingresar a una escuela para seguir aprendiendo de manera formal, pero también traía dificultades económicas. Vengo de una comunidad donde nuestros padres son campesinos. Una vez que uno sale de la comunidad no hay manera de recibir algún apoyo.

“Llegando a la ciudad empecé a recorrer los espacios, galerías, museos y me fui formando. Fui aprendiendo, trabajando, practicando, experimentando y llegó un punto en el que dije creo que mi trabajo se puede ya compartir”, dijo. 

Por ello, lamenta la falta de apoyo y financiamiento a jóvenes artistas, luego de ser rechazado como beneficiario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca)

“Mandé seguidos como seis años una propuesta y nunca quedé seleccionado. Yo estaba exponiendo sobre lo que puedo hacer a través de los colores, pero fue muy complicado. No recibí el apoyo y veía que muchas veces se le daba a otra gente.

Desde mi punto de vista, se elige más un arte que no tiene nada que compartirnos y que no dicen nada. Es lamentable que muchas veces el arte que comunica, que tiene que ver con nuestra identidad, muchas veces no se toma en cuenta, pero nosotros seguimos representando lo que somos”, aseguró.

Pese a los obstáculos financieros, el arte de Jorge Domínguez continúa llegando a nuevos territorios. Tras su paso por Estados Unidos, ahora planea llevar su obra al viejo continente. 

“Para el próximo año tenemos invitaciones en el Consulado mexicano en Miami. Vamos a seguir colaborando también con esta galería de Moksha, al igual que en Atlanta, Chicago, Nueva York. También tengo invitaciones a Nueva Zelanda, conexiones en Barcelona. Quiero hacer una pequeña gira por diferentes países. Por ahí vamos a ir definiendo las fechas, los tiempos”, finalizó Jorge Domínguez Cruz.