Fue la más ruda en las comparecencias de la primera terna enviada por López Obrador al Senado; cuestionó, criticó, utilizó el mismo lenguaje con el que su jefe se había dirigido al Poder Judicial desde hace años.

 

Quizá ello le valió ser elegida por el dedo presidencial para ocupar un lugar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

 

Lenia Batres Guadarrama, flamante magistrada del máximo tribunal del país, fue además la que menos conocimientos exhibió sobre derecho constitucional.

 

Su posicionamiento fue meramente político.

 

“Ya es hora’’, dijo hace unos días en el Senado, “de que la Suprema Corte y demás órganos del Poder Judicial Federal adopten una actuación austera, que cumplan su obligación de impartir justicia pronta y expedita, que asuman que la función judicial no es patrimonio de los jueces, no es parte de una carrera escalafonaria, sino servicio público para la sociedad, que cada derecho vulnerado y luego ignorado por juezas y jueces representa el menoscabo de la totalidad del Estado democrático de derecho en su conjunto’’.

 

Batres insistió en una reforma al Poder Judicial, desde la perspectiva que ha viralizado el obradorato.

 

Pidió revisar la supremacía actual del Poder Judicial. “Es decir, la última palabra que conserva la interpretación de la norma constitucional para trasladar temas de interpretación netamente política o de notorio contraste filosófico hacia los órganos representativos del Estado, para que la interpretación judicial sea aquella que no distorsione la comprensión básica de cada derecho’’.

 

Acusó que el Poder Judicial “se ha distinguido por avalar temas ominosos para el pueblo mexicano, reforma energética, reforma educativa, reforma laboral y, sigue una larga lista que hasta la fecha podemos remitir a la devolución o a la no devolución del dinero de 13 fideicomisos para apoyar a las personas damnificadas en el estado de Guerrero.

 

Dijo también que “se requiere asimismo un Poder Judicial celoso de su función de guardián constitucional sin invadir la esfera de facultades de los otros poderes”.

 

“No corresponde al Poder Judicial nombrar o destituir gobernadores, impedir la distribución de libros de texto gratuitos, invalidar leyes cuando no está en duda la inconstitucionalidad de los actos’’.

 

Ese es el retrato hablado de lo que piensa la hoy magistrada del Poder desde el cual, se supone, deberá servir a la nación y no a quien la designó directamente.

 

Su nombramiento, por lo pronto, augura un choque de trenes pues básicamente Batres es una política acostumbrada a la toma de tribunas y los escándalos mediáticos.

 

Quizá la toga le imponga un poco de respeto, pero básicamente y a juzgar por sus cargos anteriores y su trayectoria política, llegará a aprender a la Corte justo cuando lo menos que tiene el Tribunal es tiempo para enseñarle de qué se trata su trabajo.

 

Habrá que ver su desempeño pues pareciera, y solo pareciera, que su labor no será analizar y dictaminar controversias constitucionales sino minar el ambiente interno para preparar el asalto final a la Corte.

 

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El precandidato de la alianza PAN, PRI, PRD al gobierno del estado de Yucatán, Renán Barrera, mantiene una ventaja de 10 puntos sobre su contendiente Joaquín Díaz “El Huacho’’, de Morena.

 

Por cierto, hay quienes quieren confrontar a Barrera con el gobernador Mauricio Vila, supuestamente por el séptimo lugar al que fue enviado el mandatario en la lista de candidatos plurinominales al Senado, pero no hay tal.

 

Siguen manteniendo una relación de respeto pues las candidaturas no las decide Barrera, sino Marko Cortés y su gente.

 

      @adriantrejo