Por si no hubiera sido suficiente, topar a 90 días y reducir casi en 90% las utilidades de los mineros y de todos los trabajadores de México, con tal de sacrificarlos y él generar su propia cuota económica y política, Napoleón Gómez Urrutia vuelve a jugar en contra de la clase trabajadora y ahora a manera de disparate, está impulsando y promoviendo que los pilotos puedan iniciar su jornada laboral estando crudos. Pero esto no es un chiste, sino que, como lo hace con los mineros, Napillo está negociando con la seguridad, pero ahora de todos los mexicanos.

El antecedente de esta nueva y peligrosa  ocurrencia, se remonta a la ligereza con la que Napillo, siempre, ha tomado  los temas de seguridad. Pasta de Conchos es la evidencia de tan irresponsable postura, a cambio de dinero, este vil, pasó por alto las condiciones de seguridad e higiene de varias minas, el resultado lo conocemos, viudas, huérfanos y familias incompletas, tras la muerte de 65 compañeros mineros.

De este asunto nunca se ha hecho responsable, como es costumbre, avienta la piedra y esconde la mano. Le fue más fácil escapar a Canadá que dar la cara a la familia de los fallecidos.

A la fecha, la actitud sigue siendo la misma, los mineros lo denuncian, no hay interés, vigilancia, ni seguimiento a las condiciones de seguridad en las minas de las que Napillo tiene el contrato colectivo de trabajo.

La historia y experiencia indica que cualquier iniciativa ligada a Napillo, no trae nada bueno. El flamante y supuesto estudiado en Inglaterra  debería explicar, qué beneficio deja que los pilotos no estén al 100% de sus capacidades a la hora de volar un avión y cómo es que los trabajadores aéreos, sus familias y los viajeros se benefician de tal iniciativa.

¿Por qué desperdiciar las oportunidades de reformar la ley en este tipo de distorsiones que podrían traer fatales consecuencias? La respuesta es obvia, a Napillo no le interesa legislar de manera seria, no tiene interés en generar beneficios reales a la clase trabajadora, su especialidad, más bien, es crear cortinas de humo y distractores para no abordar los temas que sí tienen importancia.

Esta actitud del beneficiado senador de la 4T, no es otra cosa que evidenciar que Napillo llegó al Senado como el burro que tocó la flauta, es decir, sin mérito alguno y ayudado por todos.

Ni líder, ni minero, ni político, más bien bufón y es que ahora estamos seguros que Napito no regresó a México para  devolver los mil millones de pesos que le robó a los mineros, tampoco fue para promover mejoras laborales, sino más bien, aseguran, retornó para ser el títere de algunos y hacer pasar disparates como iniciativas legislativa y para crear reformas que afectan y golpean a los trabajadores.

También es un hecho y los politólogos igual lo aseguran, Napoleón Gómez Urrutia no dio el ancho como legislador y mucho menos logró conformar una organización que pudiera ser el brazo obrero de Morena, era lógico, se vendió como el gran sindicalista, pero la verdad es que ni una sección sindical ha logrado crear por sí mismo.

Y como dicen, de lo perdido lo recuperado, y al ver tal resultado, pues mejor decidieron ocuparlo para algo que no fallaría, para pura payasada y no lo digo yo, sino los hechos.

Desafortunadamente, los mexicanos  y los trabajadores estamos en desventaja y nos convertimos en sujetos de ocurrencias de improvisados que ocupan la ley para beneficio propio.

 

     @CarlosPavonC